¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

24°
20 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

2022... El año que vivimos en peligro...

Miércoles, 28 de diciembre de 2022 01:00

Aunque no lo hayan notado, o no lo hayan querido notar, estamos terminando un año en el que vivimos en peligro. El peligro de perder definitivamente el rumbo, perder las instituciones y la fuerza necesaria de la democracia. Decir que fue un año difícil el que se está yendo, es caer en un lugar común. Pero debemos evitar caer en la simplificación de los que añoran "viejos tiempos felices", sería cometer el garrafal error de ignorar que detrás de cada "tiempo feliz", se incubaban los padecimientos actuales, ocultos tras el despilfarro sin límites que agotaba las arcas del Estado, y terminaba exprimiendo al sector privado, y a la clase media, obligada a aportar recursos a través de la voracidad impositiva de un estado fofo e incapaz de reinventarse. Lo peor fue que en la confusión se reemplazaron gobiernos populares por gobiernos populistas, y los líderes carismáticos sepultaron a los estadistas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Aunque no lo hayan notado, o no lo hayan querido notar, estamos terminando un año en el que vivimos en peligro. El peligro de perder definitivamente el rumbo, perder las instituciones y la fuerza necesaria de la democracia. Decir que fue un año difícil el que se está yendo, es caer en un lugar común. Pero debemos evitar caer en la simplificación de los que añoran "viejos tiempos felices", sería cometer el garrafal error de ignorar que detrás de cada "tiempo feliz", se incubaban los padecimientos actuales, ocultos tras el despilfarro sin límites que agotaba las arcas del Estado, y terminaba exprimiendo al sector privado, y a la clase media, obligada a aportar recursos a través de la voracidad impositiva de un estado fofo e incapaz de reinventarse. Lo peor fue que en la confusión se reemplazaron gobiernos populares por gobiernos populistas, y los líderes carismáticos sepultaron a los estadistas.

Cómo no reconocer que fue un año que vivimos en peligro. El dólar termina rondando $350, el riesgo país por las nubes, el enfrentamiento entre Alberto y Cristina no deja de erosionar al país. Para resistir, La Cámpora maneja "las cajas", CEFK las decisiones, y a AAF le reservaron el ejercicio de un relato dislocado y contradictorio que detonó la gestión. El primer aviso de peligro llegó cuando el ministro Martín Guzmán dio el portazo y durante un largo fin de semana los argentinos los preguntábamos quién estaba en control del endeble gobierno. Y apareció Sergio Massa, y se filtró al Ministerio de Economía, soñado trampolín a su futuro presidencial. No lo quiere AAF, apenas lo toleran CEFK y los "ñoquis camporistas" a los que decidió no barrer, y que hoy le prenden velas para que "la emboque", y así para durar todo el 2023.

Un episodio terrible fue el fallido atentado en contra de CEFK. Los días que siguieron a ese intento de magnicidio dejaron la certeza de la pobre reacción del gobierno: un asueto "para reflexionar" y la reducción del escándalo a una disputa política que intentó ser capitalizada por el cristicamporismo, para culpar a Macri, y por la oposición para regodearse en el desorden del oficialismo. Fueron momentos aciagos que el país atravesó en peligro, y que siguen sin respuestas todavía.

No fue lo único malo para CEFK: Tras su condena por corrupción en la "causa Vialidad" a seis años de prisión e inhabilitación perpetua, la señora estalló, se autoexcluyó de cualquier candidatura y a su indignación contra del "partido Judicial" le recargó el sambenito de "mafia judicial", asociada a la prensa. Y la Corte Suprema de Justicia, por unanimidad, le asestó dos golpes más: confirmó la condena de 13 años de prisión para Milagro Sala, ícono del cristicamporismo, y devolvió a la gestión de Horacio Rodríguez Larreta los fondos que AAF le sustrajo para desviarlos a la Provincia de Buenos Aires durante la pandemia.

Sin poder contener la presión, el Presidente, resolvió desconocer el fallo de la Corte, y con el argumento falaz de que está en peligro el federalismo puso en peligro a la República, al equilibrio de poderes y al espíritu de la Constitución. Todo fue más grave viniendo de un Presidente constitucional, abogado y docente del derecho y lo coloca en el foco de denuncias penales, con razonamientos que van desde desacato y rebeldía, hasta sedición y traición a la Patria. Y quizá deba enfrentar un juicio académico de la Universidad de Buenos Aires, que rige la integridad académica y ética de sus egresados.

En su desesperación, puso país al borde del abismo, y por otra ruta diferente a la economía. Quizás recapacitando, Fernández anunció que pagará con bonos los fondos de la coparticipación que le restituyó la CSJ a la Caba, (gambito que Rodríguez Larreta rechazó de plano). "Dicha transferencia, en bonos, será por 90 días de vigencia a la espera del fallo definitivo", reculó, y dejó pedaleando en el aire a la corte de complacientes, funcionarios y gobernadores y vicegobernadores, que habían adherido a su "rebeldía". Especialmente al ministro De Pedro, que comparó el fallo de la CSJ con la última dictadura militar: "No puede ser que vayan a golpear la puerta de los cuarteles del cuarto piso de la Corte como antes iban a golpear la puerta de los cuarteles militares" se había despachado con temeraria altisonancia.

Hubo dos alertas para entender por qué vivimos en peligro: El general ultra K César Milani, exjefe del Ejército dijo: "Ya no existe salida pacífica a tamañas injusticias y semejante connivencia del partido judicial con el poder económico y mediático. Sea en el corto o en el mediano plazo, esta situación terminará de la peor manera". Rara coincidencia con alguien que se encuentra en sus antípodas, el gurú amarillo Jaime Durán Barba: "El kirchnerismo no acaba de entender cuándo es Gobierno y cuándo es oposición, sigue agitando al país aunque ahora es Gobierno. Si no hacen nada va a terminar todo en un estallido social de dimensiones inauditas".

¿Acaso los responsables de cuidar el país, no advierten que juegan con fuego en el polvorín de un país en llamas? Los últimos datos indican que habrá más inflación (cerrando este año casi en 95%), pobreza (43,1%), indigencia (8,1%), y desocupación (7,1%). Los datos más dolorosos dicen que el 61,6% de los niños son pobres y el 13,1% indigentes. Sólo el aumento de los planes y programas públicos para los sectores más vulnerables, sostenidos artificialmente con emisión monetaria, evitó hasta aquí que el drama se convierta en tragedia. Pero el financiamiento de los pobres ya es un modelo insostenible. Hay un dato más alarmante y triste, aportado por el observatorio social de la UCA: "Estamos ante la tercera generación de pobres en el país".

Desde Jujuy, con problemas como todas las provincias, pero en una relativa calma y con la paz social consolidada, miramos al país, y entendemos que vivimos en peligro, todavía.