El peronismo de Jujuy entró en temprana ebullición. Parece haber tomado conciencia de que el año que viene, será quizá uno de los últimos puntos de inflexión en su vida institucional y su vigencia en la Provincia. En lo que va del siglo, el PJ ha sufrido las consecuencias de haberse disparado cientos de tiros en los pies: alguna vez mantuvo freezado al Partido durante largos años, desarmó la enorme red de unidades básicas que lo sostenía, se embarcó en aventuras de perpetuidad de una elite dirigente que se agotó en sí misma; quizá por no haberlo advertido o por haberlo consentido, (¿obediencia o conveniencia?), toleró que el gobierno nacional de su mismo signo le dinamitara la autoridad creándole una gestión paralela que se llevó puestos decenas de años y realizaciones, que con aciertos y errores, nunca había dejado de construir un Jujuy pujante. Ya desalojado del gobierno, el peronismo jujeño mostró cuánto le cuesta vivir a la intemperie. Y lejos de abroquelarse bajo el paraguas de su doctrina, entró en el desenfreno de la fragmentación, y desde el antiguo núcleo central, se dispararon decenas de tangentes lideradas por un cacique, un caciquejo, o un simple advenedizo con veleidades de conductor, que con discursos más o menos grandilocuentes arrastraron detrás de sí, porciones de peronismo hacia destinos de derrota. En algún momento, hasta les arrebataron el Partido, los símbolos y los sellos, para rendirlo a los pies de la nueva alianza gobernante cambiemita. Experiencia que como debía ser, fracasó.
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El peronismo de Jujuy entró en temprana ebullición. Parece haber tomado conciencia de que el año que viene, será quizá uno de los últimos puntos de inflexión en su vida institucional y su vigencia en la Provincia. En lo que va del siglo, el PJ ha sufrido las consecuencias de haberse disparado cientos de tiros en los pies: alguna vez mantuvo freezado al Partido durante largos años, desarmó la enorme red de unidades básicas que lo sostenía, se embarcó en aventuras de perpetuidad de una elite dirigente que se agotó en sí misma; quizá por no haberlo advertido o por haberlo consentido, (¿obediencia o conveniencia?), toleró que el gobierno nacional de su mismo signo le dinamitara la autoridad creándole una gestión paralela que se llevó puestos decenas de años y realizaciones, que con aciertos y errores, nunca había dejado de construir un Jujuy pujante. Ya desalojado del gobierno, el peronismo jujeño mostró cuánto le cuesta vivir a la intemperie. Y lejos de abroquelarse bajo el paraguas de su doctrina, entró en el desenfreno de la fragmentación, y desde el antiguo núcleo central, se dispararon decenas de tangentes lideradas por un cacique, un caciquejo, o un simple advenedizo con veleidades de conductor, que con discursos más o menos grandilocuentes arrastraron detrás de sí, porciones de peronismo hacia destinos de derrota. En algún momento, hasta les arrebataron el Partido, los símbolos y los sellos, para rendirlo a los pies de la nueva alianza gobernante cambiemita. Experiencia que como debía ser, fracasó.
Saltando tanta historia turbulenta, la actualidad muestra otro intento de reacomodamiento del PJ. El último congreso provincial eligió sus autoridades: Nilson Ortega presidente, Karina Paniagua y Patricia Armella, vices; y los secretarios Ariel Castillo y Juan Sebastián Jenefes. Y autorizó la conformación de alianzas o frentes electorales para las elecciones nacionales Paso y las generales del año 2023, de acuerdo con la ley 26.571, tarea que quedará a cargo de las autoridades partidarias, quienes también deberán elaborar las listas de candidatos provinciales para el 7 de mayo. Sin embargo, para la elección nacional, los afiliados quedan en libertad de participar de las primarias. La cúpula partidaria que conducen el presidente Rubén Armando Rivarola y los vices Liliana Fellner y Guillermo Raúl Jenefes, volvió a convocar a todos "los que quieran trabajar y participar dentro del partido, nunca por fuera", en un claro mensaje a los que seguramente seguirán intentando quebrar el mundo PJ. La tarea recién comienza.
Mientras se desarrollaba el Congreso, el licenciado Rodolfo Alejandro Tecchi, recibió de un nutrido acto de militantes el mandato (que aceptó halagado), de pelear por la gobernación. El ex dos veces rector de la Unju, actual coordinador del Consejo Universitario, y exministro de Educación de la Provincia, sin hablar de romper el partido, orientó su mensaje a ampliar las bases del PJ. Cabe destacar que Tecchi fue candidato a diputado nacional en segundo término en las últimas elecciones, cuando aceptó resignar el primer lugar a favor de la licenciada Leyla Susana Chaer, impuesta por la Cámpora desde Buenos Aires, situación que el ex rector aceptó "por disciplina partidaria", pero que nunca dejó de cuestionar, reclamando que "a los candidatos jujeños los elijan los jujeños".
Precisamente en las antípodas de esa posición, según explicó uno de sus voceros, en el "espacio del senador Guillermo Snopek", se admitió que "están conversando con referentes justicialistas a nivel nacional, para que intervengan y empiecen a alinear al justicialismo de Jujuy". Ese espacio, "Unión por Jujuy", es encabezado por el senador, a quien rodearon, entre otros, el diputado nacional Julio Ferreyra, los provinciales Débora Juárez, Alejandro Snopek, Emanuel Palmieri y referentes de la multisectorial nacida de la lucha en contra de los tarifazos. Esta agrupación, plantea ir por afuera, es decir, quebrar otra vez el Partido Justicialista, y sostendrá seguramente la aspiración del senador cristinista de buscar la gobernación, convirtiéndose nuevamente en una fuerza funcional al oficialismo local.
Como sea que se reorganice el PJ jujeño, tendrá dos batallas durísimas: enfrentar al gerardismo y cargar en su mochila el drama de la inflación descontrolada y la dislocada gestión de AAF, que hoy suma una desobediencia judicial mayúscula de consecuencias inimaginables, que lo ponen a él, a miembros del gabinete y a dieciocho gobernadores peronistas al borde de la sedición.
En la dinámica de universo cambiemita también hay sorpresas. Así como dijimos que los planetas parecían alinearse en favor de la aspiración presidencial de Gerardo Morales, hoy debemos reconocer que el momento fue fugaz. Se desmoronó el proyectado acuerdo del GM con Facundo Manes para llevar a la UCR a una interna abierta en marzo y llegar con un único candidato a las Paso. El neurocientífico reculó y rechazó la idea con argumentos fuertes: supone que alguna travesura podría arrimarle al presidente de la UCR miles de votos de las amistades peronistas (gobernadores y legisladores), que supo tejer durante años; y reforzó su posición porque no existe en la UCR un consenso que respalde la iniciativa del GM y puso de su lado a los gobernadores Valdez, y Suárez y a dirigentes de la talla de Yacobitti, Cornejo, Sanz, Negri, Cobos y Lousteau, entre otros. No hubo acuerdo, pero tampoco pelea. Mientras sondea la popularidad de sus posibles sucesores locales, GM, avanza hacia su lanzamiento presidencial en febrero, y estimula el trabajo de cuatro fundaciones que trabajan a todo vapor en un plan de gobierno para JxC. Y fortalecido por la confirmación del fallo en contra de Milagro Sala, refuerza las líneas de su campaña. Hasta se permitió una humorada, que no fue recibida como tal en el cuartel de Manes: presidiendo el acto de asunción de autoridades en el poderoso comité de la UCR de La Plata, sugirió que: "Estaría bueno que Facundo fuera candidato a gobernador de Buenos Aires, y resolveríamos la cuestión". Desde el facundismo replicaron también con forzado humor: "Ni candidato a senador ni a gobernador. íManes presidente!".
El fuerte bipartidismo jujeño, quiere reducir el oxígeno a los Frentes de la izquierda de Alejandro Vilca y a Primero Jujuy, frente renovador massista de Carlos Haquim. Todas las demás expresiones, o se acomodarán al calorcito los "grandotes del barrio", o seguirán, languideciendo hasta desaparecer. Son días de sonrisas tensas, y de "orejear" el futuro sin mostrar mucho las cartas.