Cada 13 de diciembre se celebra el Día del Óptico y el Oftalmólogo en coincidencia con la festividad católica de Santa Lucía, "La que lleva luz", considerada la santa protectora de la vista.
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Cada 13 de diciembre se celebra el Día del Óptico y el Oftalmólogo en coincidencia con la festividad católica de Santa Lucía, "La que lleva luz", considerada la santa protectora de la vista.
Esta profesión, como tantas otras, es colegiada y el óptico como el profesional técnico que interpreta la receta del oftalmólogo y confecciona lo que este profesional indica, razón por la cual al frente de un negocio de venta de anteojos (marcos y vidrios) es importante que su presencia sea la de una persona capacitada y habilitada debidamente por los organismos competentes.
Los anteojos son instrumentos vitales para muchas personas, ya que ayudan a tener una visión más clara y corregir los problemas que los ojos puedan presentar.
Debido a esto, es muy importante que sean hechas con sumo cuidado y que tengan el aumento necesario para dar la ayuda requerida.
Esto resulta un trabajo que requiere mucha precisión y la experiencia de un especialista: el óptico.
El trabajo del óptico es una ciencia y una labor artesanal debido a que debe crear el instrumento de visión que el paciente requiere en base a sus necesidades, pero haciendo una pieza única para cada armazón o característica particular.
Es importante visitar a un óptico que tenga experiencia y una buena reputación, de esta forma se pueden evitar problemas originados por la falta de conocimientos.
Santa Lucía
Es la patrona de la vista. La relación entre Lucía y los ojos, que hace de esta santa la protectora de la vista, se explícita en la iconografía de la Edad Media y deriva quizás de la cercanía etimológica del nombre griego "Lucía" con el término latino lux (luz). Existe la leyenda de que fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se convirtió al cristianismo. Una leyenda medieval decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo.
Es patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades. Y además, de los campesinos, electricistas, modistas, choferes, fotógrafos, afiladores, cortadores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores.
Su historia de vida terminó en tragedia ya que finalmente, fue decapitada. Por siglos fue muy invocada para la cura de enfermedades en los ojos y se obtuvieron milagros. Oración: "Santa Lucía bendita, concédenos desde el cielo que nos envíe Dios sus luces para ver siempre lo que debemos hacer, decir y evitar; y hacerlo, decirlo y evitarlo siempre".