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Astronautas masones estuvieron en la Luna

Miércoles, 30 de noviembre de 2022 01:04

Aquel 20 de julio de 1969, millones y millones de espectadores en todo el mundo seguían con especial atención el primer descenso de seres humanos en nuestro satélite natural, la Luna. A muchos les pareció extraño unos pasos -dando, en realidad, saltitos- que hizo Neil Amstrong ni bien descendió del Módulo de Excursión Lunar (LEM). Hubo quienes pensaron que eran muestras de alegría, otros que les resultó irrespetuosa esa forma de comportarse… peros sólo unas personas -lo que se conoce como "los iniciados en los Augustos Misterios"- sonrieron con serenidad pues entendieron el mensaje. Un hermano masón estaba saludándolos mientras ensuciaba sus botas con el polvo lunar. En efecto, el caminar de ese modo formaba parte de un aspecto ritual que se aprende al ingresar a una logia.

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Aquel 20 de julio de 1969, millones y millones de espectadores en todo el mundo seguían con especial atención el primer descenso de seres humanos en nuestro satélite natural, la Luna. A muchos les pareció extraño unos pasos -dando, en realidad, saltitos- que hizo Neil Amstrong ni bien descendió del Módulo de Excursión Lunar (LEM). Hubo quienes pensaron que eran muestras de alegría, otros que les resultó irrespetuosa esa forma de comportarse… peros sólo unas personas -lo que se conoce como "los iniciados en los Augustos Misterios"- sonrieron con serenidad pues entendieron el mensaje. Un hermano masón estaba saludándolos mientras ensuciaba sus botas con el polvo lunar. En efecto, el caminar de ese modo formaba parte de un aspecto ritual que se aprende al ingresar a una logia.

Puede afirmarse que la mayoría de los viajes tripulados a la Luna tuvo como protagonistas a miembros de la Masonería. No sólo ellos, sino también varios de quienes trabajaron para que el objetivo fuera completado exitosamente.

Así tenemos a Jack Parsons, el creador del combustible empleado para esta odisea espacial, quien fue miembro de una logia de la Ordo Templi Orientis.

Fred Kleinknect, responsable de la Nasa durante el programa Apolo, tuvo una activa vida en la hermandad, llegando a ocupar el cargo de Soberano Gran Inspector del Council of the Southern Jurisdiction del Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

El astronauta Leroy Gordon Cooper (1927/2004) realizó dos viajes al espacio exterior. Uno en la cápsula Mercury Atlas 9, el 15 de mayo de 1963, y otro en la cápsula biplaza Gemini 5; del 21 al 29 de agosto de 1965, junto con el astronauta Charles Conrad. En este vuelo, Coeper llevó consigo la medalla que lo identificaba como oficial del Grado 33 de la Masonería y también llevó la bandera del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Seis de los diez astronautas a quienes se conoce su pertenencia a la Orden Masónica estuvieron en el proyecto Apolo cuyo objetivo final -tal como lo había propuesto el presidente John F. Kennedy- era poner un humano en la Luna y traerlo de regreso exitosamente.

Neil Armstrong, el comandante de la misión y hermano masón, buscó rendir -como ya hemos dicho- un homenaje discreto a la Orden y a sus hermanos al caminar con los mismos pasos ritualísticos que usan los aprendices al ingresar a un templo masónico. Todo lo cual fue remarcado con aquella ya histórica e inolvidable frase: "Es un pequeño paso para el hombre, un salto para la Humanidad". Sólo los miembros de la Orden tomaron nota de ese sentido homenaje.

El segundo masón en caminar sobre la Luna fue Edwin Buzz Aldrin, miembro de la logia Montclair N° 144 de New Jersey y que también integrara la logia Clear Lake, en Waco, Texas, caballero templario y miembro del Shrine.

En sus memorias, Aldrin explica que su deseo era llevarse a la Luna el anillo masónico de su padre pero que no pudo hacerlo porque lo extravió. Menos conocido es que el astronauta transportó consigo otro objeto que hoy es motivo de culto por parte de los miembros de la fraternidad masónica. Escondida en el interior del traje espacial, Aldrin se llevó a la Luna una pequeña bandera del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. En el centro, había sido bordada un águila así como la clásica señal de la escuadra y el compás, símbolos masónicos por excelencia. Aldrin, tras regresar a la Tierra, puso todo esto a disposición del Soberano Gran Comendador. La bandera está colgada en la Librería del Museo en el Templo del Rito Escocés en Washington, DC localizada en la calle Sixteen número 1733, NW, Washington, DC.

Otros dos masones más caminaron por la Luna posteriormente. Uno de ellos fue Edgar D. Mitchell, a quien tuve oportunidad de conocer personalmente y conversar de manera extensa en privado. Recuerdo un momento especial de nuestro diálogo, que fue cuando le pregunté ¿qué haría un astronauta si se encontrara con un ser perteneciente a una civilización de otro mundo? Con absoluto aplomo y serenidad me respondió: "Quienes viajamos a la Luna hemos tenido una preparación especial, espiritual, para si ocurre una escena así". De inmediato comprendí a qué se refería.

Mitchell, integrante de la Apolo XIV y sexto hombre en pisar nuestro satélite natural, integró la logia Artesia, de la ciudad del mismo nombre, situada en Nuevo México.

James Irwin, integrante de la misión Apolo XV, también fue miembro de la Masonería, integrando la logia Tajón, de Colorado Springs.

Otro pionero de la astronáutica e integrante de la Orden Masónica fue John Herschel Glenn (1921/2016), quien el 20 de febrero de 1962 voló en la Friendship 7, nave de la misión Mercury Atlas 6, convirtiéndose en el primer estadounidense en orbitar la Tierra y la quinta persona en viajar al espacio exterior. Mucho después también formó parte de la logia Concorden, situada en New Concord (Ohio). Ya era parte de la misma cuando volvió al espacio (1998) para comandar uno de los vuelos del transbordador Discovery. Se transformó, entonces, en la persona de mayor edad que viajó al espacio -tenía 77 años- y en la única persona que voló tanto en el programa Mercury como en un transbordador espacial. Como si fuera poco, era senador por el Partido Demócrata.

Fueron astronautas pertenecientes a la Masonería, hasta dónde llega nuestro conocimiento, los siguientes: Coronel Edwin E. Aldrin Jr. (USAF), logia Clear Lake N° 1417 de Tejas y miembro de los Cuerpos Del Rito Escocés. Coronel Leroy Gordon Cooper Jr. (USAF), logia Carbondale N° 82 de Colorado.

Teniente Coronel Don F. Eisele (USAF), logia Luther B. Turner Nº 732, Columbus, Ohio. Teniente Coronel Virgil L. Grissom, logia Mitchell, Indiana.

C. F. Kleinknecht, logia Fairview Nº 699 Fairview, Ohio. Edgar D. Mitchell, logia Artesia, Artesia, Nuevo México. Capitán Walter M. Schirra, Jr., logia Cañaveral Nº 339 Cocoa Beach, Florida. Coronel Thomas P. Stafford, logia Western Star Nº 138, Weatherford, Oklahoma. Comandante Paul J. Weitz, logia Nº 708, Erie, Pennsylvania. James Edwin Webb, logia Oxford Nº 122, Oxford, North Carolina. Paul J. Weitz, tripulante del Skylab 2, forma parte de la logia Lawrence, de Eire, Pennsilvania.

(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social. Autor de los libros "Belgrano y la Masonería" y "Ovnis, los documentos secretos de los astronautas", ambos publicados por Grupo Argentinidad.

 

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