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Los planes de Alberto que complican a Cristina

Domingo, 13 de noviembre de 2022 01:02

El Presidente sabe que tiene muy poco para celebrar: la inflación es un descalabro, los dólares no paran de esfumarse del Banco Central, los exabruptos de sus funcionarios están a la orden del día y el clima social está cada día más enrarecido. Sin embargo, Alberto Fernández parece haber empezado a tomar ciertas decisiones que lo posicionan como un actor de peso para el oficialismo, más allá del bullying permanente que recibe por parte de sus aliados y también de sus detractores.

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El Presidente sabe que tiene muy poco para celebrar: la inflación es un descalabro, los dólares no paran de esfumarse del Banco Central, los exabruptos de sus funcionarios están a la orden del día y el clima social está cada día más enrarecido. Sin embargo, Alberto Fernández parece haber empezado a tomar ciertas decisiones que lo posicionan como un actor de peso para el oficialismo, más allá del bullying permanente que recibe por parte de sus aliados y también de sus detractores.

La relevancia política del jefe de Estado tiene más que ver por estas horas con sus posibilidades de entorpecer los planes electorales de Cristina Kirchner que con alguna medida disruptiva que le haya mejorado la calidad de vida de los argentinos. De hecho, el plan de "Precios Justos" –única iniciativa que se le conoce al Gobierno para bajar la inflación- tiene el sello de la vicepresidenta y del ministro Sergio Massa. ¿Y Alberto? Bien, gracias: otra vez el nuevo bloque de poder entre Cristina y el tigrense dejó afuera al jefe de Estado de la planificación y difusión de un programa trascendente. Polémico, pero trascendente.

Desde París, el Presidente terminó con las intenciones del kirchnerismo de otorgar una suma fija a los trabajadores y no un bono por única vez como anunció ayer Alberto. La argumentación fue que hacer lo que querían en el Instituto Patria traería más informalidad laboral y que interferiría con las paritarias. El mandatario, así, le hizo un nuevo guiño a la CGT, que se oponía a achatar la pirámide salarial con una suma fija.

La resistencia a eliminar las Paso, objetivo que ya estaría prácticamente cumplido, representa un duro golpe para los intereses electorales de Cristina Kirchner, que busca ser nuevamente la única persona que arme las listas de candidatos en el Frente de Todos. En términos estrictamente numéricos, a la vicepresidenta le da lo mismo competir en una primaria contra Alberto Fernández o Sergio Massa que no hacerlo, ya que las encuestas le adjudican el doble de los votos que a ambos dirigentes juntos. El gran problema para Cristina es, sobre todo, la imposibilidad de adjudicarse el liderazgo único del espacio, que podría verse disgregado entre el kirchnerismo, el peronismo cercano a los gobernadores, el Frente Renovador y los seguidores de Alberto Fernández. Demasiadas manos para repartir un poder que, si los sondeos no se equivocan, seguramente estará mayoritariamente en manos de la oposición.

En el entorno del Presidente aseguran que "Alberto está en el mejor momento político desde la pandemia, cuando tenía 80 por ciento de imagen positiva". "Podrán burlarse de él, llamarlo aventurero y ningunearlo como si no existiese, pero lo cierto es que gracias a él habrá Paso y también gracias a él el kirchnerismo no podrá copar todas las listas como acostumbra, lo que también pone contentos a muchos gobernadores e intendentes del peronismo, aunque se nieguen a decirlo públicamente", agregó ayer a El Tribuno de Jujuy un estrecho colaborador del Presidente que pidió reserva de su identidad.

Ocurre que una encuesta difundida esta semana mostró que Alberto Fernández aumentó algunos puntos su imagen positiva y también bajó su negativa, lo que no sucedía hace más de un año. Si bien los márgenes de intención de voto siguen siendo muy desfavorables para pelear la reelección con chances reales, al menos muestran que la caída del Presidente se habría detenido. ¿Cuáles son los factores? Los encuestadores encuentran básicamente dos: el aumento de su oposición al kirchnerismo y mostrar algún mínimo signo de autoridad en sus decisiones políticas. Este último elemento no sólo está siendo valorado por los votantes del oficialismo, ya que en Juntos por el Cambio compiten por ver quién es más firme y duro en sus decisiones. El electorado, cansado de la malaria económica y de la inseguridad descontrolada, comienza a coquetear peligrosamente con los extremos.

Evidentemente Alberto crece cuando se distancia de Cristina y retrocede cuando se pone ciegamente a su servicio. Allí nace uno de los principales problemas para el jefe de Estado, ya que sin el apoyo del kirchnerismo no supera el seis por ciento de los votos pero con su apoyo pierde mucho respaldo de los independientes, que representaron su valor agregado en las elecciones de 2019.

Muchos se preguntan cuál es el objetivo real de Alberto de ir por una reelección a la que casi con seguridad no logrará conseguir, pero la respuesta no tiene tanto que ver con el sillón de Rivadavia sino más bien sobre cómo será su último año de gestión. Si Alberto abandonara la pelea por la presidencia, inmediatamente sufriría el famoso efecto del "pato rengo" y su poder –que hoy es poco- quedaría reducido casi a la nada. "Alberto quiere terminar bien su gestión y para eso es clave que siga adelante con su candidatura. Si Cristina no se presenta, como todo parece indicar, Alberto al menos sería el representante del Frente de Todos y diluir la influencia de Cristina", resumió un operador político del Presidente en el Congreso nacional.

En el Instituto Patria no tienen pensado dejarle el camino libre al mandatario y analizan fórmulas que podrían enfrentarlo en una Paso. La más mencionada por estas horas es Sergio Massa y "Wado" de Pedro, aunque también suena fuerte Jorge Capitanich – "Wado" de Pedro. Se trata de fórmulas sin demasiado peso electoral pero con mucho peso hacia el interior del peronismo, que difícilmente se anime a enfrentar a los candidatos de Cristina.

La economía

La preocupación central de todos los actores del oficialismo tiene que ver con la inflación y el deterioro del poder adquisitivo de la gente. El anuncio para congelar el precio de 1.700 productos por cuatro meses intenta mostrarle a la población que el Gobierno está haciendo algo para frenar las remarcaciones, lo que muchos dudan es si este parche tendrá alguna efectividad concreta. La última semana se registraron fuertes aumentos en los artículos de la canasta básica ante la inminencia del acuerdo de precios. Parece obvio: anunciar una medida de este tipo con anterioridad a que se produzca sólo incrementa la tensión en los precios.

Esto ocurre en momentos en los que, según la Fundación Mediterránea, las jubilaciones que están por encima de la mínima perderán este año alrededor de 28 puntos de poder adquisitivo y las más bajas quedarían casi igualadas con la inflación, pero con valores por debajo de la línea de la pobreza. Una situación similar viven los trabajadores informales, que representan más del cincuenta por ciento en muchas provincias. El problema de la sequía está generando un quebranto pocas veces visto en muchos pequeños productores del interior pero también grandes problemas para las cuentas públicas. Se estima que podrían perderse más de diez mil millones de dólares en retenciones a las exportaciones por los problemas del campo. Si a eso se le suma la sangría de casi 800 millones que sufrió este mes el Banco Central para mantener estable el dólar blue, las alarmas se encienden aún más.