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28 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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Una historia universal que vuelve a impactar

Con Juan Rodó y Cecilia Milone en los papeles principales, la puesta volvió a conmover en Jujuy. Los personajes no envejecieron en estos treinta años, y prometen una gira 2023.
Lunes, 24 de octubre de 2022 01:00

Para la mayoría de los espectadores en la platea del Centro Cultural “Martín Fierro”, no era la primera vez que veía “Drácula, el musical”. El hecho de ser un clásico, que lleva treinta años de recorrido en los escenarios, provoca un fenómeno no tan común en las artes escénicas, como lo es la complicidad con la historia, la familiaridad con sus letras, el cantar las canciones de la puesta, con la sensación de entonar un hit.

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Para la mayoría de los espectadores en la platea del Centro Cultural “Martín Fierro”, no era la primera vez que veía “Drácula, el musical”. El hecho de ser un clásico, que lleva treinta años de recorrido en los escenarios, provoca un fenómeno no tan común en las artes escénicas, como lo es la complicidad con la historia, la familiaridad con sus letras, el cantar las canciones de la puesta, con la sensación de entonar un hit.

Esa puesta, que alguna vez idearon mágicamente Pepe Cibrián y Ángel Mahler, volvió a Jujuy, después de aquel 2003 emblemático, en el que había llegado al magistral tablado del Teatro Mitre. Decía la promoción de esta gira nacional, que era la despedida, pero en el saludo final, el mismísimo “Conde” (Juan Rodó), anunció una posible gira 2023.

BRILLANTE Y DESGARRADOR MOMENTO EL DE “NANI” (ADRIANA ROLLA).

La historia ya de por sí, es penetrante, la puesta pensada por “La” dupla de los musicales en Argentina, le aporta intensidad, desde lo visual, y desde el sonido, mencionando en párrafo aparte las interpretaciones vocales de cada uno de los protagonistas. La sensación desde la humanidad del espectador es la de estar envuelto en ese tiempo, en esa geografía, en esa historia de amor y dolor, de terror, a partir de una propuesta que mantuvo en estas tres décadas la precisión de los detalles. Cada letra tiene además un mensaje de amor, de amistad, de maternidad, de pareja, amores sufrientes, que desgarran con las voces de sus protagonistas.

Cada personaje tiene su momento, pero sin dudas, Juan Rodó (Drácula), quien es la cara y la voz desde siempre de esta obra, logró desde un primer momento imponer la fuerte imagen del monstruo enamorado en el imaginario de los públicos que lo vieron en todos los tiempos. Mina, es en esta versión, como lo fue en varios años, Cecilia Milone, que se pone realmente al hombro el dolor y el temor de su personaje. La joven enamorada, comprometida con Jonathan, y destinataria del amor incondicional de Drácula. Muy segura en su papel, fue de las más aplaudidas en Jujuy.

EL AMOR DE LA AMISTAD TAMBIÉN SE ENLUTA EN ESTA HISTORIA. (MINA Y LUCY).

Quizás en la función del sábado en nuestra provincia, el fragmento más desgarrador, haya sido el de la “Nani” (la mujer que crió y cuidó a Mina y a Lucy). Arrodillada al borde del escenario, Adriana Rolla, quien la encarna, transmitió su sentimiento de desesperación ante las desgracias de sus niñas. Una larga intervención sumamente intensa de llanto cantado, y transmitido al corazón de los espectadores, invadía con su pedido a Dios, ofreciendo su vida por la salvación de Mina. Lo maternal llevado a su máxima expresión, en este cuadro, fue logrado con creces.

La fragilidad de Lucy, lucida en un trabajo también detallista de la cantante Penélope Bahl, también se vivió en sus distintos momentos, el de la felicidad, el enamoramiento enceguecido, la entrega, y el recelo. El elenco principal se completa con lo Mariano Taccagni como Jonathan (el prometido de Mina), y Gastón Avendaño (Van Helsing), el encargado de dar fin a la historia del monstruo y sus vampiros. A ellos se suman más artistas integrales que completan los personajes secundarios, necesarios para encuadrar semejante propuesta.

JUAN RODÓ SIGUE ENCARNANDO CON TODO SU SER AL “CONDE”.

La sala del “Martín Fierro” estaba repleta, y la puesta se dividió en dos partes. El intervalo sirvió para tomar aire, apenas terminó la primera parte, con la muerte de Lucy. Pero la segunda parte, sube la intensidad al extremo, y entonces en el final de “Drácula”, el corazón de la platea está invadido de un montón de sentimientos, los que provoca meterse en la historia, las reflexiones que provocan los textos que aluden a la mismísima entidad sensible y mezquina de la humanidad, y los que provocan los recursos y los talentos utilizados en una de las producciones históricas de las tablas nacionales.

Para muchos, éste, que fue el primer musical de Cibrián-Mahler, fue el más logrado. Luego vinieron “El jorobado de París”, “Calígula”, “Las mil y una noches” y “El fantasma de Canterville”, una mejor que la otra, pero ninguna logró lo que “Drácula”, al punto de que treinta años después, con varios artistas que estuvieron desde el primer momento en sus personajes, vuelvan para la “despedida” que se extenderá. Los personajes no envejecieron. Al final, Juan Rodó y Cecilia Milone, se mostraron muy cariñosos con el público jujeño, y compartieron con toda la felicidad de una de sus compañeras, Karina Levine (la condesa), que cumplió años haciendo esta obra, en el escenario jujeño. El público le cantó y mientras se cerraba el telón, Drácula, “volaba” de una punta a la otra del escenario.