Frente a una multitud que colmó el Santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, el obispo diocesano de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, con profunda emoción se dirigió a las casi treinta mil personas que colmaron todas las instalaciones desde muy temprana hora. "El pobre lo invocó al Señor y Él lo escuchó, nos decía el Salmo de hoy", señaló al iniciar la homilía, agregando que "quisiéramos hacer nuestra esta expresión que cantamos con cariño pero hacerlo más hondo en nuestro corazón, porque ese pobre somos nosotros, porque ese pobre es nuestro pueblo, porque ese pobre es el pueblo de Dios".
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Frente a una multitud que colmó el Santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, el obispo diocesano de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, con profunda emoción se dirigió a las casi treinta mil personas que colmaron todas las instalaciones desde muy temprana hora. "El pobre lo invocó al Señor y Él lo escuchó, nos decía el Salmo de hoy", señaló al iniciar la homilía, agregando que "quisiéramos hacer nuestra esta expresión que cantamos con cariño pero hacerlo más hondo en nuestro corazón, porque ese pobre somos nosotros, porque ese pobre es nuestro pueblo, porque ese pobre es el pueblo de Dios".
"El pobre es aquel que tiene su confianza solamente puesta en Dios, que sabe que no puede programar para mañana, sabe que no tiene cómo agarrarse de su fuerza, de su poder, de sus bienes, para asegurar su futuro, que necesita de Dios. Y eso más que darle inseguridad le da una enorme confianza, porque sabe que está en las mejores manos", expresó Fernández.
"A veces uno tiene que sufrir una operación, una intervención quirúrgica, y suele pasar que para animarnos nos llevan a un doctor y nos dicen 'tranquilo, que estás en las mejores manos' y nosotros sentimos un alivio", remarcó el obispo.
Puntualizó que "nosotros estamos en las mejores manos, que son las manos de Dios. Por eso todo este movimiento espiritual de cada octubre, que es un emergente de nuestra vida cristiana, no es algo aislado de la vida, de la fe, de la esperanza, del amor que vivimos cada día de nuestra vida. Por eso octubre nos permite vivir la experiencia personal de la confianza en Dios", agregó.
A la juventud
"En el sacramento del perdón uno se mete en la cola para acercarse al sacerdote sabiendo que en ese juicio siempre salimos perdonados, porque siempre la misericordia de Dios nos hace espacio y nos renueva la vida", manifestó
"Hoy la iglesia de Jujuy reza por los jóvenes, los que están aquí, los que no están, los que están en otro momento de su vida, los que están pasándola mal. Nos duele la falta de oportunidades para los jóvenes, nos duele la falta de sentido muchas veces en la vida", dijo, señalando además que "nos duele el poco horizonte que avizoran para su futuro, la desesperanza y como no nos van a doler los femicidios, tantas escenas de violencia que a veces, mes a mes, golpea nuestro corazón, vidas tronchadas, mujercitas sobre todo, que sin sentido pierden su vida y nos tiene que doler el corazón", remarcó.
Finalmente expresó que "traemos a todos y a todas aquí, y traemos el dolor de toda su familia, traemos el sinsentido de tantas vidas jóvenes que se pierden en la violencia, en la droga, en el alcohol, en los vicios y nos preguntamos cómo mira Dios todo eso, cómo mira tanta pobreza de nuestro espíritu".
Río Blanco vivió ayer la mejor de sus fiestas en un año en que la comunidad católica se pudo manifestar con alegría después de dos difíciles años. Los jóvenes concurrieron acompañados de padres, familiares, sacerdotes, conformando una comunión marcada por la emoción y el reencuentro entre los mismos miembros de un hogar y una comunidad, como el que tuvieron con la Virgen María del Rosario de Río Blanco y Paypaya.