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Las violencias sutiles y cotidianas: micromachismos

Las violencias por razones de género no se producen y reproducen de manera aislada sino sistemática y estructural.
Viernes, 21 de octubre de 2022 01:00

En días como estos en el que muchos nos preguntamos porque siguen ocurriendo crímenes atroces contra las mujeres, como lo es el femicidio de Evelin, algunos teorizan que se trata de un "inadaptado" o "un monstruo", pero en realidad sabemos que es la consecuencia de una violencia que se ejerce a diario, de forma permanente y que aún sigue estando naturalizada e invisibilizada.

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En días como estos en el que muchos nos preguntamos porque siguen ocurriendo crímenes atroces contra las mujeres, como lo es el femicidio de Evelin, algunos teorizan que se trata de un "inadaptado" o "un monstruo", pero en realidad sabemos que es la consecuencia de una violencia que se ejerce a diario, de forma permanente y que aún sigue estando naturalizada e invisibilizada.

Las mujeres convivimos a diario y en todos los lugares con comportamientos sexistas y machistas invisibles y naturalizados. Ponerlos en evidencia ayuda a cuestionar los mecanismos que ayudan a perpetuar los privilegios de los varones en los que se sostienen la violencia desde la más sutil hasta la más terrible, como el femicidio.

"Qué suerte que tu marido te ayuda en casa", "¿Vas a salir a trabajar y dejar a los chicos solos con una niñera?", "Qué buen padre, hace la tarea con sus hijos!", "Las mujeres que preparen las ensaladas y pongan la mesa", "no se puede decir nada", "todo les parece violencia". Y la lista podría seguir hasta el infinito.

Este tipo de frases, acciones y comentarios de hombres hacia mujeres –y también diversidades– no solo son más frecuentes de lo que se cree, sino que son una constante, a pesar de que muchas veces pasen desapercibidas. Se trata de gestos sexistas y machistas, algunos de ellos muy sutiles, que perpetúan los roles de género y las violencias, y tienen un nombre: micromachismos.

El término fue propuesto por el psicólogo argentino Luis Bonino en 1991 y describe las sutiles e imperceptibles maniobras y estrategias de ejercicio del poder de dominio masculino en lo cotidiano, que atentan en diversos grados contra la autonomía femenina. Se trata de trucos y manipulaciones con las que los varones intentan imponer sus deseos e intereses, de manera intencional, deliberada y consciente. Que sean "micro", no los hace menos peligrosos ni violentos.

Los micromachismos suelen ser comportamientos ejercidos por varones que creen haber abandonado el "machismo duro" de otras generaciones, que se autoperciben como "no machistas". El problema es que se reproducen por ser parte del propio entramado cultural.

El femicidio, el travesticidio, el transfemicidio y los crímenes de odio son la culminación de la violencia de género, que tiene múltiples manifestaciones previas, y en cuya base están los micromachismos, que son esos que están ocultos, pero no por eso dejan de ser violencia.

Si en sus formas se alejan de lo explícito, el objetivo y el resultado es el mismo de siempre: la desigualdad y el sometimiento. Rever y tener presente que son el inicio ayuda a reconocer todas esas violencias más ocultas que atentan cotidianamente contra la autonomía y la vida digna de mujeres y Lgbtiq+.

Los micromachismos son cotidianos y persistentes en el tiempo. Incluyen un amplio abanico de maniobras personales, acciones repetitivas y comportamientos abusivos.

Los tipos

Hay micromachismos, "utilitarios" que buscan forzar la disponibilidad de las mujeres, aprovechando y explotando la tendencia a hacerse cargo del ámbito doméstico y de cuidado.

Los "encubiertos" intentan forzar la disminución de la autoestima femenina. Son casi imperceptibles y se proponen imponer "verdades masculinas" para hacer desaparecer "la voluntad de la mujer". Por ejemplo: "Pará, dejá que yo lo explico".

Los "coercitivos" que intentan forzar el repliegue femenino en el uso de su libertad, tiempo, espacio y capacidad de decisión, a través de distintas formas de intromisión y coerción.

También están aquellos micromachismos que trabajan sobre la idea de que la capacidad de comprensión de la mujer es inferior a la de un varón, como el llamado mansplaining, que es la tendencia de los hombres a explicar las cosas a las mujeres subestimándolas, aún si es un tema del que ellas saben más.

Las violencias por razones de género no se producen y reproducen de manera aislada sino sistemática y estructural.

 

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