El contrabando vinculado al comercio informal de mercaderías, se transformó en moneda corriente. Luego de dos años de pandemia la frontera entre La Quiaca y Villazón (Bolivia), genera oportunidades y también conflictos. En la jornada de ayer, los afiliados al sindicato de Carritos de Mano "1 de Mayo", junto al de los Taxifleteros protestaron pacíficamente por las principales arterias de La Quiaca.
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El contrabando vinculado al comercio informal de mercaderías, se transformó en moneda corriente. Luego de dos años de pandemia la frontera entre La Quiaca y Villazón (Bolivia), genera oportunidades y también conflictos. En la jornada de ayer, los afiliados al sindicato de Carritos de Mano "1 de Mayo", junto al de los Taxifleteros protestaron pacíficamente por las principales arterias de La Quiaca.
Estuvieron en el Concejo Deliberante, para plantear una problemática que creció durante la nueva normalidad y aparentemente es incontrolable. Solicitaron a los ediles el cumplimiento de una ordenanza promulgada durante el año, que regula la actividad en favor de los trabajadores locales.
Posteriormente marcharon hasta las instituciones de las tres fuerzas con asiento en La Quiaca, dos federales y una provincial. El pedido fue unánime: mayores controles en los pasos no habilitados y garantizar la seguridad de trabajadores argentinos.
En ese marco, Abel Mamaní presidente del sindicato de Carritos de Mano dijo "esto está desbordado, antes de la pandemia el trabajo era de manera legal, porque la mercadería cruzaba por el único paso habilitado que es el puente, ahora eso no ocurre", señaló.
Por otra parte, manifestó: "Nosotros nos vemos perjudicados porque diariamente cruzan 300 trabajadores extranjeros por pasos ilegales para venir y por ese mismo lugar llevar la mercadería al otro lado de la frontera". Y continuó, "queremos que las fuerzas de seguridad tengan un mayor control, pedimos seguridad, porque cuando hacemos algún reclamo somos agredidos por los trabajadores bolivianos".
Para culminar, expresó que "la situación y trabajo desleal nos perjudica a nosotros y a los taxifleteros, porque los grandes comerciantes prefieren pagar mano de obra barata que cruza la mercadería por los pasos ilegales", apuntó.
Cabe mencionar que el control en la frontera le compete a Gendarmería Nacional. Según denunciaron públicamente los manifestantes, "en avenida España Sur y avenida Circunvalación debería funcionar un puesto de la fuerza, es tierra de nadie".
La situación de los "paseros" entre La Quiaca y Villazón representa una de las peores formas de trabajo, tanto para mujeres, hombres, adolescentes y niños, por las condiciones en que se lleva a cabo. A diario deben cruzar la frontera la mayor cantidad de veces posible, llevando consigo mercaderías de todo tipo.