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Desde hace 25 años 3 de cada 10 argentinos son pobres

Martes, 11 de octubre de 2022 00:25

Por LAURA CAULLO Y AZUL CHINCARINI

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Por LAURA CAULLO Y AZUL CHINCARINI

La tasa de pobreza del primer semestre 2022 resultó del 36,5% y la de indigencia del 8,8%. En tal sentido, se observa una mejora de las condiciones de vida con respecto al mismo semestre del 2021.

No obstante, se cumplen 25 años en donde Argentina no puede superar un piso de la pobreza del 30%, indicando que al menos 3 de cada 10 argentinos son pobres.

En cuanto a la brecha, para erradicar la indigencia, se debería transferir a cada hogar sumido en esta condición una suma de $14.257 mensuales y para erradicar la pobreza, la suma es de $34.705.

Mientras tanto, el análisis por rango etario admite dos reflexiones: por un lado, la pobreza infantil hace 7 semestres que afecta a más de la mitad de los niños menores a 14 años, en particular en la primera mitad de 2022 alcanzó a 5,7 millones de niños. Por otro lado, en lo que respecta a los ancianos, en el último lustro la cantidad de pobres se duplicó y la cantidad de indigentes casi se cuadriplica. Hoy casi 700 mil abuelos son pobres, un dato de relevancia a la hora de analizar el rol del sistema previsto en el resguardo de este flagelo.

A nivel regional, todas las regiones lograron una reducción de la tasa de pobreza e indigencia en relación al año pasado. Superan el umbral nacional de pobreza las regiones de Cuyo y Gran Buenos Aires con una incidencia del 37% de su población. Luego, entre las tasas más bajas, se encuentran Patagonia (31,4%) y NOA (36%). En relación a la indigencia, Cuyo es la que menor tasa posee (4,2%), mientras que GBA presenta el indicador más alto (10,4%).

Con respecto a la desigualdad del ingreso, el coeficiente de Gini del segundo trimestre 2022 mejoró interanualmente, pero el análisis de su evolución da cuenta de un comportamiento volátil.

De forma alternativa, la desigualdad puede estudiarse a través de las brechas de ingreso. En el segundo trimestre del año, el ingreso del decil 10 resultó 13 veces superior al del decil 1. Por otro lado, la desigualdad de ingresos entre varones y mujeres indica una brecha promedio del 38%.

En tanto, la reducción de la pobreza y desigualdad dan cuenta de una recuperación de la economía durante la primera mitad del año, sin embargo, esta recuperación está siendo impulsada por un aumento del empleo informal. Por ejemplo, en el segundo trimestre 2022 la participación de los ingresos informales ha crecido en el total de ingresos asalariados.

Al mismo tiempo, más de 11 millones de personas se desempeñan laboralmente en relación de dependencia en el sector privado. No obstante, el 43% son asalariados informales, con gran discrepancia entre provincias. Se estima que en 2022 hay alrededor de 640 mil asalariados informales más que en 2017.

El año 2022 inició con una tasa de pobreza del 36,5% (4,1 p.p. por debajo de la tasa del primer semestre del 2021). Al mismo tiempo, la tasa de indigencia resultó del 8,8%. La misma cayó interanualmente 1,9 p.p. pero subió con respecto al semestre anterior 0,5 p.p. Estos datos dan cuenta de un universo de 17 millones de personas que no reúnen ingresos necesarios para superar el umbral de pobreza y de estos, 4 millones se ubican bajo la línea de indigencia sin cubrir siquiera los requerimientos alimenticios.

A pesar de la mejora de estos indicadores con respecto al mismo semestre del 2021, los resultados continúan siendo preocupantes, ya que la evolución de la tasa de pobreza denota la consolidación de un piso irreductible del 30%, cumpliéndose 25 años en la historia argentina en donde al menos, 3 de cada 10 personas no logran cubrir con sus ingresos sus necesidades básicas.

Además, en relación al último semestre del año pasado, la tasa de pobreza mejoró pero la de indigencia empeoró, lo cual refleja un aumento de la intensidad de la pobreza. Esto significa que un grupo de personas que no alcanzaba a cubrir con sus ingresos la Canasta Básica Total en el segundo semestre de 2021, ahora no llega a cubrir la Canasta Básica Alimentaria, por lo que su situación de vulnerabilidad económica fue extremada.

Las tasas de pobreza e indigencia del 36,5% y 8,8% continúan en un nivel históricamente alto siendo superadas por tasas en años de importantes crisis económicas: fines de los 80, 2001-2002 e irrupción de la pandemia y confinamiento de 2020. El lento descenso de la pobreza refleja la incapacidad de superar el piso mencionado.

Por otro lado, resulta interesante la comparación con respecto al primer semestre 2017, donde las estadísticas de pobreza fueron recuperadas e Indec retomó sus mediciones oficiales. En tal sentido, la tasa de pobreza en 2022 se ubica 7,9 p.p. por encima de la observada en 2017. Mientras, la de indigencia se ubica 2,6 p.p. por encima. En términos de cantidades, existen 5 millones más de pobres y 2 millones de personas más en situación de indigencia.

El análisis de la composición de la pobreza por rango etario admite al menos dos reflexiones en relación a los niños y a los ancianos. Por un lado, la pobreza infantil afecta a 5,7 millones de niños menores de 14 años, son la mitad de los niños del país. De este conjunto, 1,4 millones son indigentes, lo que implica que sus familias no logran cubrir sus necesidades alimentarias y por ende nutricionales. Asimismo, resulta oportuno señalar la sobrerrepresentación de niños de 0 a 14 años en el total de personas pobres. Los mismos representan un tercio de la tasa de pobreza y un cuarto de la población total del país.

De esta forma, la pobreza en niños encuentra su propio piso y es aún más grave que el nacional: hace 7 semestres que más de la mitad de los niños menores de 14 años son pobres.

Paralelamente, se destaca un incremento en la participación de los adultos mayores a 65 años sobre el total de personas pobres. Al segundo semestre 2022, representan un 4% de los pobres en Argentina cuando hace 5 años era menor a un 3%. Este aumento de la participación en la pobreza resulta más tangible al observar que en 2017 un 6,4% de los ancianos eran pobres cuando ahora dicha métrica resulta del 12,1%. De esta manera, hoy casi 700 mil abuelos son pobres.

La reducción en las tasas de pobreza e indigencia aún continúan siendo marginales e incapaces de superar un piso irreductible del 30% que se presenta desde hace más de 25 años.

Al mismo tiempo, el fenómeno inflacionario que amenaza con cerrar el 2022 con una tasa de 3 dígitos y la recuperación del mercado laboral sobre débiles cimientos no refuerzan el sentimiento de esperanza en torno a una caída sustancial de estos niveles. Por tanto, el objetivo de lograr una estabilidad macroeconómica se debe posicionar al frente de la agenda pública para mejorar la situación de los argentinos.

(*) Fundación Mediterránea

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