"La hora del cierre" en una sala de redacción es uno de los momentos más tensos, pero a la vez más hermosos que vivo a diario y lo disfruto mucho. Es el momento donde hay más corridas que de costumbre, más gritos que a cualquier otra hora, donde los periodistas corremos a "paginación" y "fotografía" para que "nos salven" y las páginas al fin puedan ser fluidas.
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"La hora del cierre" en una sala de redacción es uno de los momentos más tensos, pero a la vez más hermosos que vivo a diario y lo disfruto mucho. Es el momento donde hay más corridas que de costumbre, más gritos que a cualquier otra hora, donde los periodistas corremos a "paginación" y "fotografía" para que "nos salven" y las páginas al fin puedan ser fluidas.
Más de una vez nos tocó a los que pertenecemos a la sección de policiales, salir corriendo después de horario al "lugar de los hechos", un siniestro vial, un incendio o un crimen, situaciones que verdaderamente hacen que suba la adrenalina y preparar las cámaras, los celulares y estar en esos escenarios, con el único objetivo de informar.
Generalmente no sabemos con qué nos vamos a encontrar y en más de una oportunidad trabajamos con mucha dificultad. Pero desde marzo del año pasado, el inicio de la pandemia, tuvimos que adecuarnos al nuevo contexto, a los nuevos cuidados y los protocolos ante esta emergencia sanitaria, pero el objetivo sigue siendo el mismo, el de informar.
Durante la pandemia fui a cubrir varios episodios donde experimenté estos nuevos contextos de pandemia. Uno de ellos fue durante el motín del año pasado en el Penal del barrio Gorriti, donde murieron dos presos y más de 20 personas resultaron gravemente heridas.
En un momento determinado, junto a mi compañero Francisco Palacios quedamos rodeados por más de 50 personas, familiares de los detenidos, todos sin barbijos y enardecidos, gritándonos y amenazándonos a menos de 30 centímetros y cuando queríamos tomar distancia, nos empujaban de atrás.
También en un inquilinato del barrio San Pedrito, donde una joven mujer que estaba embarazada había asesinado a su esposo; con mi compañero, Manuel Caballero llegamos al lugar.
La escena del crimen era muy pequeña y costó mucho realizar la cobertura periodística, no solo por el impedimento de la fuerza policial.
La inculpada días después había dado positivo para coronavirus y junto a ella, más de 30 personas de la primera línea, efectivos policiales, bomberos, personal del Same y hasta un ayudante fiscal que trabajó en el lugar quedaron aislados.
Sentir esa adrenalina a diario, de estar donde tenemos que estar, el ruido de las teclas donde se tejen las historias, chequear con las fuentes hasta último momento todo, las preguntas que incomodan y sobre todo ser parte de "la hora del cierre" en El Tribuno de Jujuy, es lo que me lleva a elegir todos los días de mi vida este oficio, el de informar con responsabilidad y honestidad.
Nuevas plataformas
La información policial en los últimos tiempos ha experimentado importantes cambios y se tuvo que adecuar a las nuevas plataformas de información, donde todo es más dinámico y las redes sociales pasaron a tener un rol importante. Pero desde la redacción de nuestro diario dejamos de lado el concepto de primicia y nos dedicamos a tratar la información de la manera más responsable. Esto es lo que nos hace diferentes y nos posicionó como el principal medio formador de opinión de la provincia y la principal fuente de todos los medios de comunicación, en todas sus plataformas.