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La Divina Misericordia

Recordaron que es el único día del año con doble indulgencia plenaria.

Domingo, 11 de abril de 2021 01:03

Hoy es el Domingo de la Divina Misericordia y la fiesta se recordará en todas las parroquias.

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Hoy es el Domingo de la Divina Misericordia y la fiesta se recordará en todas las parroquias.

En forma especial la capilla de la Divina Misericordia y Virgen del Carmen, ubicada en Balbín 2514 del barrio Bajo La Viña, iniciará a las 16.30 una caravana desde la parroquia San Bartolomé de Chijra. A las 18 el obispo Daniel Fernández oficiará la santa misa.

Los fieles que no dispongan de vehículo para llegar a la capilla pueden tomar el colectivo 42 de la empresa El Urbano.

En tanto que en la capilla de La Almona, a las 8 comenzarán a anotarse las intenciones.

El rezo de la coronilla arrancará a las 9 y la santa misa también será celebrada por monseñor Fernández, a partir de las 10.

Pidieron a los fieles llevar barbijo y banquito.

También informaron que por colectivo los interesados se pueden anotar en Colombia 221, la ida y vuelta tiene un costo de $ 150.

En tanto que el grupo de oración de la Catedral Basílica invitó a las misas que se oficiarán hoy a las 8, a las 10, a las 11, a las 15, a las 18 y también a las 20.

En otras parroquias de capital y el interior también compartirán los festejos y oración desde los grupos.

Es el único día del año con doble indulgencia plenaria: la establecida por Juan Pablo II y la establecida por Jesús según lo que le dijo a Santa Faustina.

La opinión

“Señor mío y Dios mío”- Juan 20, 19-31

Querida Comunidad

La fe compartida, la Palabra y los sacramentos construyen la Iglesia, nos convierten en miembros de una comunidad histórica en la que, gracias al testimonio de los que fueron testigos acreditados de la resurrección de Jesús, la vida, y no la muerte, tiene la última palabra. Es la definitiva Palabra de Dios: he venido para que tengan vida eterna. Pascua, que significa “paso”, es atreverse a dejar el miedo a una evidencia, la muerte, por abrazar una esperanza nacida de la fe, plenitud de la vida enraizada en ese Dios que compartió nuestra condición humana, que murió por nosotros y que resucitó como primicia de nuestra propia resurrección.

El Evangelio de hoy termina haciendo una confesión de fe por parte de Tomás, pero en un contexto general donde la “duda”, expresión del corazón desilusionado, es un factor incómodo pero ciertamente natural. El apóstol representa de algún modo a la persona humana en un ser herido. Deja de manifiesto así que es en las heridas donde reside la esencia de la condición humana, pues ésta revela la capacidad que albergamos de que todo cuanto existe imprima una marca en nosotros, de modo especial el amor y el dolor ajenos.

En consecuencia, la herida se convierte también en el instrumento privilegiado para creer en Dios. Estamos celebrando la Pascua, y hacerlo es contemplar cómo Jesucristo se dejó afectar, tocar, dañar y hasta ajusticiar por amor. Sus heridas nos curan, porque nos recuerdan que la vida que merece ser vivida nos magulla, nos golpea por dentro. Por eso no es extraño que el Resucitado se empeñe en hacerse reconocer por sus amigos gracias a las cicatrices de la cruz. La Pascua es una invitación a portar valientemente esas “marcas de Jesús”. Celebrarla es dejarnos magullar por el amor y el dolor, pues ahí reconocemos al Resucitado mostrándonos la salvación que brota de las heridas. Feliz tiempo pascual. Con mi oración y bendición. P. Miguel David +.

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