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Renovados esfuerzos de cooperación e integración

Martes, 14 de enero de 2020 01:04

Por Hebe Lis Navarro, Lic. en Relaciones Internacionales - UNR

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Por Hebe Lis Navarro, Lic. en Relaciones Internacionales - UNR

En un escenario mundial expectante e incierto respecto a la escalada de conflicto que se manifiesta en Oriente Medio, los países de la región de este lado del globo definen el modo de interrelacionarse, a los fines de mejorar su posicionamiento en dicho escenario. La ya acuciante búsqueda de espacios de concertación regional que propugnen intereses compartidos por los países latinoamericanos y caribeños, se entrecruza con viejos obstáculos que parecen reescribir escenarios de discordia e imposibilitan llegar a una estrategia mancomunadade cara a los desafíos mundiales. La política exterior argentina a partir de la asunción de Alberto Fernández en la presidencia marca un renovado esfuerzo en pos de dicho propósito integrador.

En los últimos años, América Latina atravesó un período de debilitamiento de organismos de integración existentes como la Celac, la Unasur y el Mercosur; y de promoción de nuevas instancias multilaterales como el Grupo de Lima y el Prosur. Uno de los desafíos más apremiantes es dotar al regionalismo de una sólida institucionalidad a partir de acuerdos superadores a las disyuntivas político-ideológicas más allá de las alternancias de gobiernos, para lograr una política exterior conjunta que sea beneficiosa a la posición latinoamericana, tomando en cuenta las asimetrías dentro del continente, en su inserción internacional.

En ese sentido, se realizóla semana pasada,en México, la Cumbre de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), organismo que en los últimos años fue desplazado de la escena regional por otras instancias como la Organización de Estados Americanos y el Grupo de Lima. Este evento, que reunió 29 de los 33 países de América Latina y el Caribe, generó gran expectativa a nivel regional debido a que es el primero que se realiza luego del triunfo de López Obrador en México y de Alberto Fernández en Argentina, que se traduce en un contundente cambio en la política exterior de dos de los países de gran influencia en la región.

Con la significativa designación del presidente Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia Pro Témpore del bloque regional se aclama por una institucionalidad democrática latinoamericana como clave en una coyuntura que no da respiro.El Golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia; las masivas manifestaciones en Chile y la brutal represión por parte del gobierno; la grave crisis política que atraviesa Perú; la continua crisis política e institucional de Venezuela; y las movilizaciones en contra de las políticas económicas y sociales del gobierno de Colombia deberían redoblar los esfuerzo por instancias de concertación que se sobrepongan a las divisiones e impulsen marcos de solución de conflictos. En ese marco, Bolivia debería haber entregado la estafeta a México, pero el país sudamericano se encuentra inmerso en una crisis política y también, en las últimas semanas, en un conflicto diplomático con las autoridades mexicanas. La ausencia de Brasil que adujo la imposibilidad de asistir debido a cuestiones climáticas supuso también una importante ausencia en dicha reunión. Sin embargo, los ánimos se restauran para que dicha Comunidad de Estados se consolide como el instrumento de cooperación más grande de Latinoamérica.

La posición de Argentina en esta coyuntura regional es clara, Alberto Fernández apunta a una visión regional más de índole progresista se evidencia en su participación en el Grupo de Puebla cuyo segundo encuentro se realizó en Buenos Aires contando con su presencia como anfitrión y miembro clave a solo un mes de asumir la presidencia de la Nación, como primera exteriorización de su postura el plano internacional. Sin embargo, la consecución de los objetivos de crecimiento y desarrollo regionales no acaba en una posición ideológica. Así, en el plano nacional y exterior se opta por la conciliación. En el informe final sobre la Cumbre, se decidió no referir a los temas más polémicos y que generan discordia en cuanto a las interpretaciones políticas sobre los hechos de Medio Oriente, Venezuela o Bolivia y en cambio se comprometieron a llevar a cabo 14 proyectos en conjunto para desarrollar a lo largo de 2020. Entre los mismos, se planteó la creación de los Premios Celac, para proyectos exitosos que logren reducir la desigualdad económica y la pobreza en la región, así como la gestión sustentable de los recursos oceánicos, la acción turística común y por último, aunque no menos importante, la concertación política regional para presentarse en unidad en foros multilaterales. América Latina está hoy expectante de los próximos pasos del gobierno de Alberto Fernández. Es momento de volver a poner en valor la integración regional y sus instituciones para poder hacer frente a los desafíos regionales e internacionales que aparecen cotidianamente en un mundo en transición. Asumir el desafío es el puntapié inicial.