Una minuciosa investigación encabezada por el fiscal especializado en Violencia Familiar, de Género y de Delitos Contra la Integridad Sexual Alejandro Bossatti posibilitó la detención de un degenerado cabo de la policía por "abuso sexual simple"
inicia sesión o regístrate.
Una minuciosa investigación encabezada por el fiscal especializado en Violencia Familiar, de Género y de Delitos Contra la Integridad Sexual Alejandro Bossatti posibilitó la detención de un degenerado cabo de la policía por "abuso sexual simple"
El hombre de 30 años identificado como G.F. Montero, operaba en un sector de Alto Comedero, siempre en micros de líneas urbanas que circulaban por la colectora de la ruta 66 en sentido norte-sur, con destino a los barrios de la zona.
El modus operandi del depravado consistía en cargas en sus brazos la campera perteneciente a la fuerza a la que pertenecía, la Policía de la Provincia y prestaba funciones en la seccional 6º.
De acuerdo a las primeras versiones recogidas por El Tribuno de Jujuy serían ocho los casos en los que el individuo estaría imputado y denunciado por las jóvenes que fueron agraviadas cuando circulaban en micros pertenecientes a las empresas Pal-Bus y General Savio.
El insano proceder
Montero está reconocido a través de unas fotografías por su primera víctima que "manoseo" en octubre de 2017 cuando viajaba en un colectivo de la empresa de transporte automotor de pasajeros Pal-Bus por la colectora de la ruta 66.
Posteriormente los casos se repitieron, uno en abril, dos en mayo y tres en el mes de agosto de 2018 siempre utilizando la misma técnica.
Montero con domicilio legal en la localidad de Fraile Pintado y con residencia en un barrio de Alto Comedero, por lo que utilizaba los servicios de micros pertenecientes a empresas de la ciudad de Palpalá.
Una vez que ascendía a la unidad Montero escogía a su víctima y luego de ello intentaba de todas las formas acercarse a ella.
Una vez logrado el cometido se colocaba al lado y ocultando sus manos con la campera aprovechaba para desprenderle la blusa o camisa y tocar sus pechos, para descender inmediatamente del rodado.
Si el depravado agente lograba sentarse al lado entonces le acariciaba las piernas y sus partes intimas para huir del lugar, sin haber podido ser detenido.
Algunas versiones dan cuenta que aprovechaba que en el colectivo no había al momento del hecho hombres ni muchos pasajeros.
Fuentes cercanas a la investigación indicaron que son varias las jóvenes que lograron identificarlo y que ratificarían la denuncia en la próxima semana en la fiscalía.