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Recep Erdogan y Vladimir Putin con sus desacuerdos

Los presidentes de Turquía y Rusia intentan definir el destino del último bastión rebelde que hay en Siria.

Martes, 18 de septiembre de 2018 01:01

El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan intentan este lunes superar sus desacuerdos sobre el destino de Idlib, el último bastión rebelde en Siria que el régimen de Damasco quiere recuperar con apoyo de su aliado ruso.

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El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan intentan este lunes superar sus desacuerdos sobre el destino de Idlib, el último bastión rebelde en Siria que el régimen de Damasco quiere recuperar con apoyo de su aliado ruso.

Los dos presidentes, cuyos países son actores clave del conflicto, iniciaron una reunión en el balneario de Sochi, en el mar Negro, con el objetivo es superar las divergencias aparecidas en la cumbre que ambos celebraron con el presidente iraní, Hasan Rohani, en Teherán el 7 de septiembre.

Estas divergencias incitaron a Rusia a postergar la ofensiva de Idlib para evitar una ruptura con Ankara, que apoya a algunos grupos rebeldes y se opone a dicha ofensiva.

"Tenemos muchos temas de los que hablar, y algunos de ellos son difíciles", declaró Putin, al recibir a su homólogo turco en Sochi.

"(...) Hay que hallar soluciones a los problemas aún no resueltos", agregó. Por su lado, Erdogan consideró, sin más precisiones, que esta reunión acabaría con una declaración que traerá "una nueva esperanza" para la region.

"La situación es tensa con Idlib" había admitido ya el lunes el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov, citado por la agencia rusa Ria Novosti, aludiendo a "diferencias de enfoque" entre los dos países sobre el futuro del único feudo todavía en manos de la oposición armada al presidente sirio Bashar Al Asad.

Rusia, su mejor aliado, parece querer acabar rápidamente con la rebelión siria y, durante la cumbre de Teherán, era el más ferviente partidario de un gran e inminente asalto contra Idlib.

La provincia de Idlib está controlada en un 60% por el grupo yihadista Hayat Tahrir Al Sham (HTS), integrado por la antigua rama del Al Qaida en Siria. Aunque apoye a otros grupos rebeldes, Turquía considera "terrorista" al HTS.

Desde la cumbre de Teherán hay intensas negociaciones entre rusos y turcos.

 

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