PURMAMARCA (Corresponsal). Con profundo respeto y veneración, vecinos y turistas realizaron la ceremonia en honor a la Pachamama en el centro de la plaza 9 de julio donde ofrendaron a la madre tierra distintos frutos que de ella misma brotan, como así también otras comidas, bebidas, coca y cigarrillo.
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PURMAMARCA (Corresponsal). Con profundo respeto y veneración, vecinos y turistas realizaron la ceremonia en honor a la Pachamama en el centro de la plaza 9 de julio donde ofrendaron a la madre tierra distintos frutos que de ella misma brotan, como así también otras comidas, bebidas, coca y cigarrillo.
En medio del culto, el comisionado municipal, Marcelo Aramayo, agradeció a la “Pacha” por la buena temporada invernal que se vivió semanas atrás y pidió por la preservación de la cultura del pueblo y el cuidado de la tierra.
Desde las primeras horas de la mañana se sintió por las casas y las calles de Purmamarca el aroma del sahumerio mezclado entre la coba, la mirra y el incienso en una ollita de cerámica. En el edificio municipal poco después de las 7, los trabajadores recorrieron todas las oficinas sahumando cada rincón y así también lo hicieron con los vehículos y por supuesto con ellos mismos.
Mientras tanto, en el centro de la plaza 9 de julio, los maestros de ceremonia prepararon la boca de la Pachamama adornándola con telas de aguayo, serpentina y alrededor de ella colocaron las distintas bebidas y comidas que fueron preparadas el día anterior.
De rodillas y mirando hacia el sol, el jefe de la comuna, Marcelo Aramayo, comenzó el rito ancestral pidiendo permiso a la “Pachita”, mientras le ofrecía coca, agua bendita y alcohol, agradeció las bendiciones recibidas y continuando con las comidas le pidió a la madre tierra que les ayude a preservar la cultura y a bregar por la unión del pueblo para un mejor presente y futuro para todos.
Con las melodías de la zampoña y el bombo ejecutadas por el trío Charki, vecinos fueron pasando de a dos para homenajear a la madre tierra y tal cual lo hicieron ellos, los turistas hicieron una fila de frente a los cálidos rayos del tata inti para vivenciar la ceremonia de la cual muchos oyeron hablar alguna vez pero que otros desconocían pero quedaron admirados.
Con respeto y siguiendo las instrucciones de los maestros, niños, jóvenes y adultos que visitaban el pueblo de los siete colores, brindaron con las dos manos comidas como picante, mote, papas andinas, tamales, charqui, humitas, empanadas, queso de cabra, frutas como banana, manzana, naranja, pomelo, mandarina, postres como bizcochuelos, maicenas, pastafloras, y bebidas como agua bendita, alcohol, gaseosas y licores.
Hacia el final se despidieron de la madre tierra con la señal de la cruz, fueron “chayados” con papel picado, brindaron con la Pachamama y también le colocaron al costado los cigarrillos que se consumieron mientras se acercaba el mediodía, justo el momento en el que los presentes compartieron un delicioso picante de mondongo disfrutando del primer día de agosto.
Una experiencia única
Fani Carulias, turista de Buenos Aires, luego de participar del ritual, expresó con mucha emoción que “estoy muy contenta porque vine especialmente a realizar esta ceremonia en el día de mi cumpleaños. Había escuchado que hoy es el día de la madre tierra y sentía que tenía que estar acá vine con mi hija y quiero agradecer a la gente por dejarme ser parte de su cultura y por enseñarme como se hace la ofrenda, le agradecí por todo y le pedí por mi familia”.
Por otra parte, el comisionado destacó “los vecinos desde muy temprano se acercaron para colaborar, muchos trajeron bebidas, algunas comidas y por ejemplo algunos productos que ellos elaboran en signo de agradecimiento a la Pachamama, están muy agradecidos con ella por la buena temporada, le pedimos que nos siga acompañando”.