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Entregan nacionalidad a niños migrantes

Miércoles, 22 de junio de 2016 01:30
La presidenta chilena Michelle Bachelet entregó a 45 niños refugiados provenientes de Palestina, que llegaron al país el año 2008, la carta de nacionalización tras eliminar el requisito de edad para optar a esta categoría, luego de que sus padres recibieran la nacionalidad hace un año atrás.
Así lo detalló la mandataria, al declarar que "estamos cumpliendo con esta deuda, al entregar a 45 niños y niñas las cartas de nacionalización con las que asumen nuestra nacionalidad. Hoy podemos decir, con propiedad, que son chilenos y chilenas; que esta patria los ha hecho, por adopción, hijos suyos", subrayó la jefa de Estado.
En la ceremonia, la presidenta Bachelet recalcó que con esta medida, Chile pasa a ser una nación integrada al mundo, "no sólo por las relaciones económicas mediante tratados de libre comercio", sino que por hacer "nuestros los dolores y los problemas de los seres humanos allí donde se encuentren, asumiendo como propios los valores permanentes del respeto, la tolerancia, la inclusión, la cooperación y la protección de los derechos de las personas".
"Por eso, abrir nuestras fronteras no consiste solamente en permitir el libre tráfico de bienes y servicios: es abrir nuestras casas, nuestras calles, nuestras culturas y nuestras vidas a todos. Es tender la mano a quienes han elegido Chile como una segunda patria. Es tender la mano y apoyar a aquellos y aquellas que, buscando proteger sus vidas, han encontrado en Chile un refugio de paz", señaló la presidenta.
Esta nacionalización se da luego que en 2007 Chile accediera a recibir y asentar a 116 palestinos (28 familias en total), provenientes de Irak, quienes tenían como elemento en común, que ninguno de ellos tenía la nacionalidad de dicho país.
Luego de esta ceremonia, la presidenta Bachelet le entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos, al sacerdote Jesuita José Aldunate, quien ha consagrado su vida a la defensa de los sectores populares y de los más oprimidos, colaborando años atrás con el ahora santo Alberto Hurtado, en la Acción Sindical Chilena y, en la década del 70, como parte del trabajo de una comunidad cristiana de base, formando el Equipo Misión Obrera (EMO), grupo que durante la Dictadura se dedicó a la defensa de perseguidos.
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La presidenta chilena Michelle Bachelet entregó a 45 niños refugiados provenientes de Palestina, que llegaron al país el año 2008, la carta de nacionalización tras eliminar el requisito de edad para optar a esta categoría, luego de que sus padres recibieran la nacionalidad hace un año atrás.
Así lo detalló la mandataria, al declarar que "estamos cumpliendo con esta deuda, al entregar a 45 niños y niñas las cartas de nacionalización con las que asumen nuestra nacionalidad. Hoy podemos decir, con propiedad, que son chilenos y chilenas; que esta patria los ha hecho, por adopción, hijos suyos", subrayó la jefa de Estado.
En la ceremonia, la presidenta Bachelet recalcó que con esta medida, Chile pasa a ser una nación integrada al mundo, "no sólo por las relaciones económicas mediante tratados de libre comercio", sino que por hacer "nuestros los dolores y los problemas de los seres humanos allí donde se encuentren, asumiendo como propios los valores permanentes del respeto, la tolerancia, la inclusión, la cooperación y la protección de los derechos de las personas".
"Por eso, abrir nuestras fronteras no consiste solamente en permitir el libre tráfico de bienes y servicios: es abrir nuestras casas, nuestras calles, nuestras culturas y nuestras vidas a todos. Es tender la mano a quienes han elegido Chile como una segunda patria. Es tender la mano y apoyar a aquellos y aquellas que, buscando proteger sus vidas, han encontrado en Chile un refugio de paz", señaló la presidenta.
Esta nacionalización se da luego que en 2007 Chile accediera a recibir y asentar a 116 palestinos (28 familias en total), provenientes de Irak, quienes tenían como elemento en común, que ninguno de ellos tenía la nacionalidad de dicho país.
Luego de esta ceremonia, la presidenta Bachelet le entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos, al sacerdote Jesuita José Aldunate, quien ha consagrado su vida a la defensa de los sectores populares y de los más oprimidos, colaborando años atrás con el ahora santo Alberto Hurtado, en la Acción Sindical Chilena y, en la década del 70, como parte del trabajo de una comunidad cristiana de base, formando el Equipo Misión Obrera (EMO), grupo que durante la Dictadura se dedicó a la defensa de perseguidos.

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