La representante adjunta de Unicef Argentina visitó la Provincia para participar de la presentación del Protocolo de Actuación conjunta entre los Ministerios de Desarrollo Humano y de Seguridad de la Provincia de Jujuy para los espacios de atención de personas menores de edad en conflicto con la Ley Penal.En ese marco, habló sobre las formas de accionar cuando un menor de edad comete un delito.
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La representante adjunta de Unicef Argentina visitó la Provincia para participar de la presentación del Protocolo de Actuación conjunta entre los Ministerios de Desarrollo Humano y de Seguridad de la Provincia de Jujuy para los espacios de atención de personas menores de edad en conflicto con la Ley Penal.En ese marco, habló sobre las formas de accionar cuando un menor de edad comete un delito.
Según se experiencia, ¿hay una edad en la que los chicos comienzan a delinquir?
No existe una edad establecida, lo que sí puedo garantizar es que la mayoría de los chicos que cometen delitos son hechos menores que tienen que ver con robo, delitos contra la propiedad y un porcentaje muy mínimo son muy graves. Lo que pasa es que la sociedad y los medios de comunicación tienden a asociar el caso extremo de un niño que ha cometido un asesinato o un delito grave con el conjunto de los chicos. La mayoría de los delitos que se cometen son delitos leves o pocos graves y por tanto, el sistema y legislación tiene que tratar de cubrir esa mayoría.
Los jóvenes en conflicto con la ley son jóvenes que han cometido algún tipo de falta o delito y que tienen que ser juzgados con los estándares internacionales, la normativa que marca Argentina es que no son punibles por debajo de los 16 años y que tiene que ser una justicia especializada.
¿El contexto o el entorno influye en los jóvenes a la hora de cometer un delito?
Antes de los 15 o 16 años, son muy pocos los chicos que cometen delitos. Es un tema multifactorial. Es verdad que la mayoría de los chicos que están en conflicto con la ley vienen de situaciones de vulnerabilidad, donde el Estado muchas veces no los asistieron y en ese sentido, hay que ser un trabajo de prevención primaria y secundaria para que los chicos que están en situaciones vulnerables, elijan otros caminos y no el delictivo.
¿Cuáles serían esos trabajos preventivos que hacen falta?
El trabajo preventivo general es el acceso a educación, salud, vivienda, que el estado se ocupe de los chicos cuando el resto del sistema familiar falla, que estén realmente protegidos y que cuando un chico cometa un error o un delito, el Estado sea capaz de resocializarlo y de recuperarlo, y no convertirlo en un aprendiz de delincuente sino que realmente uno pueda trabajar para que los chicos desistan de esa carrera delictiva.
Todo el mundo puede cometer errores, pero lo importante es que el estado se haga cargo de garantizar sus derechos y de resocializarlo.
Muchas personas piensan que es necesario bajar la edad de imputabilidad, ¿hace falta?
Las pruebas demuestran que en todos los países donde se ha bajado la edad de imputabilidad, no ha mejorado la seguridad ciudadana. La mayoría de los delitos se cometen por chicos mayores de 16 años y solo un pequeño porcentaje lo cometen menores, y solo un pequeño porcentaje constituye delitos realmente graves. Entonces, lo que hay que hacer es trabajar políticas de prevención integrales y evidentemente, los casos extremos hay que resolverlos con la gravedad que se merecen pero no se puede pensar que va a mejorar la situación de seguridad o la de estos jóvenes, bajando la edad de imputabilidad porque eso se ha visto en otros países que no es así.
En este sentido, ¿hace falta una mayor presencia del estado?
El estado es el que tiene que garantizar los derechos de niños y niñas en el país, la sociedad civil también está trabajando por ello, y en esa línea Argentina ha dado grandes avances pero hay que continuar como en todos los países, trabajando para garantizar que se cumplan los derechos de todas las personas.
El sistema de reincorporación a la sociedad y de contención a los jóvenes que cometen delitos, han fallado e incluso los jóvenes vuelven a delinquir. ¿Cuál sería la solución o la alternativa a esto?
Hay muchas soluciones intermedias. La detención y la perdida de la libertad tienen que ser el último de los recursos y solo para delitos realmente graves. Cuando un chico comete un delito no tan grave como puede ser un robo sin violencia o una pequeña falta, lo que hay que hacer por supuesto, responsabilizarlo y que entienda que lo que ha hecho y que puede restaurar ese daño.
Hay muchas medidas alternativa que no es solo la libertad asistida, hay trabajos para la comunidad, donde los chicos entienden que están reparando un error que han cometido, existen trabajos de mediación entre las personas que han sido las víctimas y los propios chicos que cometieron el hecho delictivo. O sea que hay un abanico de posibilidades que han resultado ser mucho más efectivas para realmente bajar los índices de reincidencia.
La detención está demostrado que no solamente no baja los índices, sino que es un precursor de una carrera delictual en adultos. La práctica de tener chicos en comisarías de adultos, es algo que no puede ocurrir. Es necesario que los gobiernos incrementen su compromiso interministerial para que todos se hagan cargo de esa problemática.