El expresidente brasileño Fernando Collor de Mello, destituido en 1992 por corrupción, dijo estar "irritado" con la policía que le incautó autos de lujo, ante la sospecha de que los compró con dinero obtenido de sobornos, y también con los medios que trataron un nuevo potencial escándalo que podría causar una crisis entre los poderes Legislativo y Judicial. "Mi familia y yo fuimos sometidos a un atroz agravio, fui humillado. Tuve que enfrentar una situación que nunca había experimentado; sufrí un desgaste emocional junto a mi mujer e hija de 9 años", se quejó el ahora senador.
Collor de Mello pronunció un discurso en el recinto de la Cámara Alta luego de que el Supremo Tribunal Federal y el Ministerio Público lo acusaron como implicado en la red de corrupción montada en Según la delación de un empresario procesado, recibió 20 millones de reales (6,6 millones de dólares) para intermediar un contrato con la petrolera, la empresa más grande y cuestionada de Brasil.
Efectivos policiales allanaron ayer la mansión de Collor en Brasilia, donde incautaron una Ferrari, un Lamborghini y un Porsche presuntamente adquiridos con dinero mal habido, según la Fiscalía Federal.
"Mis autos fueron llevados por la policía para promover un espectáculo mediático, fue una acción articulada por los medios y el Ministerio Público" prosiguió Collor.
La investigación por el escándalo del "Petrolao", nombre dado a la corrupción en Petrobras, enojó a parte de los senadores y diputados que se solidarizaron con Collor y lanzaron advertencias veladas contra la Justicia lo que amenaza con desatar una "crisis de poderes". El presidente de la Cámara Alta, Renhan Calheiros, manifestó su "perplejidad" por el ingreso de policías federales a oficinas del Congreso y a la mansión de su colega y aliado Collor. Calheiros, uno de los 47 políticos investigados por el "Petrolao", repudió que los federales hayan actuado sin respetar a la Policía Legislativa, a cargo de la seguridad de los parlamentarios y sus residencias. "Las instituciones, que son independientes unas de otras, deben ser celosas al momento de respetar los límites establecidos en la Constitución para que no se pierdan las garantías" lanzó Calheiros.
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El expresidente brasileño Fernando Collor de Mello, destituido en 1992 por corrupción, dijo estar "irritado" con la policía que le incautó autos de lujo, ante la sospecha de que los compró con dinero obtenido de sobornos, y también con los medios que trataron un nuevo potencial escándalo que podría causar una crisis entre los poderes Legislativo y Judicial. "Mi familia y yo fuimos sometidos a un atroz agravio, fui humillado. Tuve que enfrentar una situación que nunca había experimentado; sufrí un desgaste emocional junto a mi mujer e hija de 9 años", se quejó el ahora senador.
Collor de Mello pronunció un discurso en el recinto de la Cámara Alta luego de que el Supremo Tribunal Federal y el Ministerio Público lo acusaron como implicado en la red de corrupción montada en Según la delación de un empresario procesado, recibió 20 millones de reales (6,6 millones de dólares) para intermediar un contrato con la petrolera, la empresa más grande y cuestionada de Brasil.
Efectivos policiales allanaron ayer la mansión de Collor en Brasilia, donde incautaron una Ferrari, un Lamborghini y un Porsche presuntamente adquiridos con dinero mal habido, según la Fiscalía Federal.
"Mis autos fueron llevados por la policía para promover un espectáculo mediático, fue una acción articulada por los medios y el Ministerio Público" prosiguió Collor.
La investigación por el escándalo del "Petrolao", nombre dado a la corrupción en Petrobras, enojó a parte de los senadores y diputados que se solidarizaron con Collor y lanzaron advertencias veladas contra la Justicia lo que amenaza con desatar una "crisis de poderes". El presidente de la Cámara Alta, Renhan Calheiros, manifestó su "perplejidad" por el ingreso de policías federales a oficinas del Congreso y a la mansión de su colega y aliado Collor. Calheiros, uno de los 47 políticos investigados por el "Petrolao", repudió que los federales hayan actuado sin respetar a la Policía Legislativa, a cargo de la seguridad de los parlamentarios y sus residencias. "Las instituciones, que son independientes unas de otras, deben ser celosas al momento de respetar los límites establecidos en la Constitución para que no se pierdan las garantías" lanzó Calheiros.