En el marco de la investigación por una denuncia de abuso sexual que habrían protagonizado tres jugadores del plantel profesional del Club Gimnasia y Esgrima de Jujuy el fin de semana pasado en un local bailable de nuestra ciudad. La denunciante, una joven abogada, Alba Quintar, publicó en redes sociales y a través de medios digitales locales un descargo, en el que expresa la indignación por lo ocurrido.
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En el marco de la investigación por una denuncia de abuso sexual que habrían protagonizado tres jugadores del plantel profesional del Club Gimnasia y Esgrima de Jujuy el fin de semana pasado en un local bailable de nuestra ciudad. La denunciante, una joven abogada, Alba Quintar, publicó en redes sociales y a través de medios digitales locales un descargo, en el que expresa la indignación por lo ocurrido.
A continuación la carta pública de la joven abogada:
"'Ni una menos', dicen"
Esas famosas palabras acogidas en repudio a la violencia contra la mujer que inundaron de reflexiones las redes sociales, los medios de prensa y provocaron marchas multitudinarias.
No me sumé a esa movida. Me parecía que la violencia era violencia y punto, no creía que el género pudiera ser una variable importante hoy en día. Y digo hoy en día que la mujer ya no se ve encasillada el estereotipo que la antigua sociedad machista alguna vez planteó como correcto, y se le vio fuertemente impuesto a través de las generaciones.
No me había dado cuenta que aún no estamos en igualdad de condiciones, que aún en estos tiempos seguimos privadas de algo importantísimo y es la libertad real.
La pérdida o restricción de la libertad por abuso de condiciones ventajosas es violencia. La violencia no se trata solamente de una agresión física sino que en términos actuales se extendió y gracias a Dios es reconocida en tantos ámbitos como hiere y lastima la integridad de una persona, e integridad de cualquier índole.
Que una mujer esté expuesta a soportar de forma cotidiana todo tipo de groserías verbales, manoseadas, o sea violentada de cualquier manera, atenta contra su libertad y es violencia. No es justo que para evitar sentirse denigrada deba adoptar medidas insólitas como, por ejemplo, cruzarse de vereda por temor a uno o un grupo de hombres, bajarse de un colectivo antes de llegar a su destino o abrigarse en días de verano para cubrir todo su cuerpo.
Existe en todo esto una cuestión muy profunda y es la educación social respectiva. Estamos en medio de un proceso de transición hacia la verdadera sociedad moderna, con todos los cambios que ello conlleva. Los hombres, en ocasiones y no todos (pero lamentablemente se generaliza), aun piensan que pueden tener a cualquier mujer que se les antoje, sin requerir ni siquiera su consentimiento y se autodenominan "machos". Siguen tratando a la mujer como un objeto sujeto a la expropiación del más fuerte. La precariedad persiste en sus comportamientos salvajes similares a los de los animales, provocando en las mujeres fuertes temores e inseguridades.
La mujer de hoy es eso. Una mujer. Se la debe respetar como ser humano autónomo, independiente y capaz en todo aspecto. No se pueden seguir permitiendo actitudes que la denigren y la devuelvan a esa horrorosa condición de objeto.
Para colaborar con esa dura transición/revolución en pro de la mujer yo decido aportar mi granito de arena. Elijo exponerme pese a la difícil situación que ello implica, porque siento, no sólo como mujer sino también como abogada en conocimiento de mis derechos, la responsabilidad social de marcar un precedente y animar a todas las mujeres que sufren o han sufrido cualquier tipo de agresión a que realicen las denuncias y permitan a la justicia proteger su integridad. Es el primer paso hacia el cambio. Es el primer paso hacia la libertad real.
"'Ni una menos' digo yo también".
Alba Quintar