Recurrentemente, los comerciantes instalados en forma legal en todo el país, echan el carro en contra de ese enorme mercado ilegal que es
La Salada. Es que en el predio de marras, las
40 mil bocas de expendio habilitadas proveen de mercadería en negro a casi todas las provincias, generando un grave perjuicio a la economía formal.
Sucede que los números que se mueven en esa megaferia al aire libre, una suerte de mercado persa instalado a escala mundial asusta a más de uno.
Cabe recordar al respecto que la economía informal en el interior provincial se vio fuertemente incrementada en los últimos años gracias a las políticas permisivas de las autoridades de turno.
Así, se vio proliferar en la capital y en las principales ciudades del interior las conocidas ferias americanas. Además de la suciedad la contaminación ambiental y auditiva, las ferias mueven un monto enorme de dinero que se le resta a la economía formal.
Según algunos cálculos, hasta el 20% de la economía provincial pasa por ese circuito informal restándole recursos al presupuesto para infraestructura.
La cuenta es fácil, los negocios o puestos de La Salada no pagan más que un alquiler y algo por luz y seguridad, ni un peso de impuestos, ni cargas sociales, ni sueldos en blanco. Tampoco tributa impuestos la mercadería que allí se vende, dado que en todos los casos provienen de talleres ilegales, con trabajadores en régimen de esclavitud o de "cama caliente", donde se falsifican marcas y prendas de todo tipo.
Recurrentemente, los comerciantes instalados en forma legal en todo el país, echan el carro en contra de ese enorme mercado ilegal que es
La Salada. Es que en el predio de marras, las
40 mil bocas de expendio habilitadas proveen de mercadería en negro a casi todas las provincias, generando un grave perjuicio a la economía formal.
Sucede que los números que se mueven en esa megaferia al aire libre, una suerte de mercado persa instalado a escala mundial asusta a más de uno.
Cabe recordar al respecto que la economía informal en el interior provincial se vio fuertemente incrementada en los últimos años gracias a las políticas permisivas de las autoridades de turno.
Así, se vio proliferar en la capital y en las principales ciudades del interior las conocidas ferias americanas. Además de la suciedad la contaminación ambiental y auditiva, las ferias mueven un monto enorme de dinero que se le resta a la economía formal.
Según algunos cálculos, hasta el 20% de la economía provincial pasa por ese circuito informal restándole recursos al presupuesto para infraestructura.
La cuenta es fácil, los negocios o puestos de La Salada no pagan más que un alquiler y algo por luz y seguridad, ni un peso de impuestos, ni cargas sociales, ni sueldos en blanco. Tampoco tributa impuestos la mercadería que allí se vende, dado que en todos los casos provienen de talleres ilegales, con trabajadores en régimen de esclavitud o de "cama caliente", donde se falsifican marcas y prendas de todo tipo.