José Antonio Terry nació sordo. Eso sucedió en la ciudad de Buenos Aires un 17 de marzo de 1878. El martes 21 de abril se recuerda la fecha de su muerte, acaecida en el año 1954, con un acto que se realizará en el museo que lleva su nombre, donde fue su casa y levantó su atelier. En el acto se recordará su vida y su obra.
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José Antonio Terry nació sordo. Eso sucedió en la ciudad de Buenos Aires un 17 de marzo de 1878. El martes 21 de abril se recuerda la fecha de su muerte, acaecida en el año 1954, con un acto que se realizará en el museo que lleva su nombre, donde fue su casa y levantó su atelier. En el acto se recordará su vida y su obra.
La sordera de José Antonio marcó la vida de su padre, quien se dedicó a trabajar por otros niños con la misma discapacidad. El joven fue criado en un hogar privilegiado, por lo que pudo desenvolver su vocación artística formándose en Santiago de Chile y en el París de comienzos del siglo XX, de donde regresó tres años antes de que estallara la Primer Guerra Mundial.
Comenzó a trabajar sobre el costumbrismo campero hasta que en 1922, siguiendo a los arqueólogos Salvador Debenedetti y Juan Bautista Ambrosetti, se radicó en Tilcara, comenzó a retratar a sus habitantes desarrollando un realismo que buscó la belleza donde no siempre se la tenía como modelos, y así surgen obras memorables como "El Tuerto del Pucará", la "Enana Chepa" o el "Desnudo de un Viejo". Aún en vida, en el año 1948, transformó su casa en museo de arte regional. Ver hoy su trazo y las tonalidades en que teje a sus personajes y su entorno nos lleva a imaginar el mundo del artista, dándonos la oportunidad de colocarnos tras sus ojos. Así podemos acceder a la visión de una Tilcara tal como la vio José Antonio Terry.
Y más allá del dato histórico y costumbrista, nos da la oportunidad de disfrutar de la obra de un pintor de talento que anduvo por uno de los tantos senderos que tiene la belleza, forjando desde sus telas, al igual que otros nombres del nacionalismo plástico de aquellos años, la imagen que el norteño tiene de sí mismo y con que el resto del país nos vio durante mucho tiempo. El recuerdo de un nuevo aniversario, como el que se conmemorará en la mañana del martes, debe ser una oportunidad para redescubrir su obra, y en ella tanto el retrato de los vecinos de una Tilcara del pasado como el aporte estético de un artista que, desde sus telas, nos amplía el alma.