Con gran fe y devoción, una gran multitud recibió anoche a la Virgen de Copacabana de Punta Corral en su llegada al pueblo de Tumbaya donde la feligresía jujeña vivió una de las manifestaciones religiosas más importantes de la provincia.
inicia sesión o regístrate.
Con gran fe y devoción, una gran multitud recibió anoche a la Virgen de Copacabana de Punta Corral en su llegada al pueblo de Tumbaya donde la feligresía jujeña vivió una de las manifestaciones religiosas más importantes de la provincia.
La “Mamita del cerro” llegó cerca de las 21 bajo un cielo estrellado y una noche cálida, llena de emociones para las miles de personas que fueron a esperarla, es que verla llegar desde los cerros y estar cerca de ella, es para sus fieles un verdadero sentimiento de alegría y emoción.
Los sikuris la escoltaron, como cada año y con el sonido de sus instrumentos anunciaron que la imagen de la Virgen se acercaba al pueblo.
Niños, jóvenes, adultos y personas mayores, todos unidos en una misma fe, levantaron los pañuelos blancos para saludarla, como así también todos los ramos, que luego fueron bendecidos por el obispo Daniel Fernández.
Además del vasto operativo sanitario, la Dirección de Gestión de Riesgos Viales junto a la Policía de la Provincia y Gendarmería realizó controles vehiculares en Tumbaya y Tunalito. La intención fue prevenir accidentes.
La Virgencita de Punta Corral, por fin había llegado, y más de uno no pudo contener la gran emoción y soltó una lágrima cuando la destapaban al llegar a la esquina de la plaza del pequeño pueblito de Tumbaya.
De allí en más todos los peregrinos, creyentes y promesantes, la siguieron paso a paso, a pesar de la multitud y de lo difícil que era acercarse a ella, pero no importaba, sino que el fin era acompañarla en ese pequeño tramo, aunque sólo sea por unos momentos.
La Banda de Sikuris de San Bernardo, tuvo el privilegio de acompañarla y tocar para ella los más bellos sonidos, hasta que hizo su entrada al atrio de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, donde finalmente fue puesta en un hermoso altar.