Hablar del Palacio municipal, es traer al presente a hombres visionarios y comprometidos con su pueblo, que nos legaron una herencia que identifica y enorgullece a los sampedreños.
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Hablar del Palacio municipal, es traer al presente a hombres visionarios y comprometidos con su pueblo, que nos legaron una herencia que identifica y enorgullece a los sampedreños.
Hace 75 años, los habitantes de este pueblo celebraban con júbilo, un acontecimiento trascendental con la inauguración del Palacio Municipal, edificio que por sus características arquitectónicas, supo adelantarse en el tiempo y en la estampa pueblerina de la época.
Al celebrar las Bodas de Diamante de esta monumental obra, que hoy, pese a los constantes ataques sufridos, continúa de pie mostrando su señorío, digno sería que pueblo y gobierno rindieran tributo a cada uno de esos hombres y mujeres que concibieron en su mente y en su corazón, a uno de los patrimonios que identifican y enorgullecen a los ciudadanos de la Perla del Ramal y que debe ser preservado por su incalculable valor histórico.
No hay postal de la ciudad de San Pedro de Jujuy que no sea identificada con la majestuosa fachada del Palacio Municipal y no hay sampedreño que no sienta un solapado orgullo cuando la contempla.
Es que su presencia es un caro emblema para los ciudadanos que saben apreciar la riqueza y el valor histórico que representa este edificio.
Recorriendo una vez más las páginas del libro de la historia, redescubrimos que con la inauguración del edificio, la idea visionaria de don Salvador Canuto Martínez, cumplía un ambicioso sueño para aquel presente y un orgullo para los futuros pobladores de la ciudad que hoy tienen en el edificio del Palacio Municipal, una joya arquitectónica que se constituye en uno de los emblemas más caros de San Pedro, por su imponente presencia, su valioso significado y su singular belleza.