Tres testigos declararon en la jornada de ayer, en el tercer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy. Dos de ellos convocados por el fiscal y uno por la defensa de los imputados, en la causa "Marengo, Horacio y otros", referida al traslado de 80 presos políticos desde el penal de Gorriti a la Unidad 9 de La Plata, en el que sufrieron torturas.
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Tres testigos declararon en la jornada de ayer, en el tercer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy. Dos de ellos convocados por el fiscal y uno por la defensa de los imputados, en la causa "Marengo, Horacio y otros", referida al traslado de 80 presos políticos desde el penal de Gorriti a la Unidad 9 de La Plata, en el que sufrieron torturas.
El primer testigo declaró por videoconferencia desde Santa Fe. Emilio Scolieri relató su detención en Libertador en marzo de 1976. Militares lo sacaron de su casa y lo llevaron a la Comisaría del lugar, donde vio al doctor Aredez, Gainza y Ramón Bueno detenidos. Luego fue trasladado al penal de Gorriti donde permaneció días y lo liberaron. Luego de unos días, lo citaron a la Comisaría y de nuevo fue llevado al penal.
Ante la consulta del fiscal Francisco Snopek sobre el traslado a La Plata, el testigo destacó que del penal los llevaron en camiones del ejército al aeropuerto, los subieron, los encadenaron y vendaron al subir al avión. "En el viaje recibí patadas en las costillas, en la espalda", contó.
Luego se escucho el testimonio de Luis Bermúdez, quien antes no había brindado declaración en la justicia. Relató que al regresar de una especialización de Córdoba por su profesión de médico pediatra, fue detenido en el hospital de Libertador. Fue llevado a la Comisaría y trasladado con otras personas al penal de Gorriti, donde no recibió visitas.
Respecto al día del traslado a La Plata, relato que fue un día de octubre por la mañana tipo 6, los despertaron y los hicieron colocar boca abajo, los ataron con alambres y los subieron a un camión. Un militar les dijo: "solo están autorizados a respirar", recordando que en ese camión que estaba cubierto quiso ver su casa en San Pedrito, donde quedaba su hija de 6 meses, y que la volvió a ver cuando tenía 2 años.
Al subir al avión lo vendaron y engrillaron. "Nos golpeaban en la nuca" con un palo de policías. Los guardiacárceles les pedían que canten "viva Jujuy", y otras canciones, fuerte y con insultos.
Sobre los motivos de su detención, solo le dijeron que estaba bajo Decreto del Ejecutivo Nacional (PEN). Después de su liberación se tuvo que ir a Santa Fe, porque no podía trabajar en Jujuy. El último testigo fue Mario Pulenta, exmayor de la Fuerza Aérea.