La crecida del río Paraguay en la ciudad paraguaya de Asunción generó que la única playa que los habitantes de la capital tenían, desapareciera bajo las aguas, al tiempo que el cauce inundó barrios enteros, lo que provocó la evacuación de unas 65 mil personas
El fenómeno, que comenzó hace una semana, inundó la franja de arena de la bahía de Asunción, lo más parecido a una playa que tienen los vecinos del centro histórico.
Ese lugar, pese a que está prohibido bañarse por la contaminación cloacal, representa el único punto de recreo para los asunceños con actividades que van desde los paseos en bote, la práctica del vóleibol y el descanso bajo las exóticas sombrillas, según la prensa local.
El río, que alcanzó los 7,20 metros de altura, sumergió la mayor parte de la playa y también los pequeños embarcaderos donde salían las lanchas que ofrecen viajes por la bahía, uno de los pasatiempos de fin de semana de los asunceños.
Las aguas ingresaron además en el barrio de la Chacarita, detrás de la playa, y muchos de sus pobladores tuvieron que subir algunos metros más arriba, y acomodarse en precarias casas de chapa y zinc.
La inundación también afectó a los vecinos de los Bañados, dos barrios de la franja fluvial cuyos moradores componen el grueso de los evacuados que llegaron a los 65 mil, de los cuales unos 35.000 debieron dejar sus hogares en los últimos días.
El resto sigue fuera de sus hogares desde la crecida de 2014, cuando el río superó también los siete metros y afectó a unas 85 mil personas.
Las crecidas del Paraguay se producían una vez cada diez años pero en los últimos dos creció por encima de los 5,5 metros, su punto crítico, en tres ocasiones. Los expertos aseguran que se debe a las precipitaciones causadas por El Niño, un fenómeno meteorológico que cuya llegada el Gobierno anunció hace meses aunque muchos critican la falta de medidas concretas de prevención y mitigación de los daños.
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La crecida del río Paraguay en la ciudad paraguaya de Asunción generó que la única playa que los habitantes de la capital tenían, desapareciera bajo las aguas, al tiempo que el cauce inundó barrios enteros, lo que provocó la evacuación de unas 65 mil personas
El fenómeno, que comenzó hace una semana, inundó la franja de arena de la bahía de Asunción, lo más parecido a una playa que tienen los vecinos del centro histórico.
Ese lugar, pese a que está prohibido bañarse por la contaminación cloacal, representa el único punto de recreo para los asunceños con actividades que van desde los paseos en bote, la práctica del vóleibol y el descanso bajo las exóticas sombrillas, según la prensa local.
El río, que alcanzó los 7,20 metros de altura, sumergió la mayor parte de la playa y también los pequeños embarcaderos donde salían las lanchas que ofrecen viajes por la bahía, uno de los pasatiempos de fin de semana de los asunceños.
Las aguas ingresaron además en el barrio de la Chacarita, detrás de la playa, y muchos de sus pobladores tuvieron que subir algunos metros más arriba, y acomodarse en precarias casas de chapa y zinc.
La inundación también afectó a los vecinos de los Bañados, dos barrios de la franja fluvial cuyos moradores componen el grueso de los evacuados que llegaron a los 65 mil, de los cuales unos 35.000 debieron dejar sus hogares en los últimos días.
El resto sigue fuera de sus hogares desde la crecida de 2014, cuando el río superó también los siete metros y afectó a unas 85 mil personas.
Las crecidas del Paraguay se producían una vez cada diez años pero en los últimos dos creció por encima de los 5,5 metros, su punto crítico, en tres ocasiones. Los expertos aseguran que se debe a las precipitaciones causadas por El Niño, un fenómeno meteorológico que cuya llegada el Gobierno anunció hace meses aunque muchos critican la falta de medidas concretas de prevención y mitigación de los daños.