Entre la alerta y el pánico. Una enfermera nigeriana que atendió a un paciente de ébola ha muerto ayer y otras cinco personas padecen esta enfermedad virulenta luego de entrar en contacto con él, informaron autoridades nigerianas. La OMS dijo que la cifra de muertos se ha elevado a 932 en cuatro naciones africanas donde se detectó el brote.
El número creciente de casos en Lagos, una megalópolis de 21 millones de habitantes, se produce al tiempo que las autoridades reconocen que no trataron al estadounidense Patrick Sawyer como paciente de ébola y tardaron 24 horas en aislarlo tras su arribo a Nigeria el mes pasado. Sawyer, de 40 años, con esposa y tres hijas en Minnesota, hacía un viaje de negocios a Nigeria.
La muerte de la enfermera es el segundo deceso por ébola en Nigeria y ello preocupa a expertos médicos, ya que se trata de la nación más poblada de Africa y Lagos es una sus ciudades más grandes.
De acuerdo con las cifras difundidas ayer por la OMS, se registraron 1.711 casos de ébola, un virus para el cual no existe vacuna ni tratamiento. Y 932 personas han muerto en Sierra Leona, Guinea, Liberia y Nigeria.
En Nigeria, los expertos en salud dicen que las cinco personas que atendieron a Sawyer y que ahora están infectadas no fueron contagiosas para sus vecinos o familiares antes de empezar con los síntomas del mal.
La demora en aplicar las medidas de control de la infección es un nuevo revés en la batalla para poner fin al brote más grave de la historia.
La posibilidad de que el virus se propague en Nigeria, que tiene 170 millones de habitantes, es particularmente alarmante, dijo el epidemiólogo David Morse, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia. "Uno se siente nervioso cuando hay tanta gente en riesgo", agregó. Es que Lagos es una combinación alucinante de riqueza y pobreza abyecta, llena de automóviles de lujo y autobuses decrépitos que transportan a los pasajeros durante horas de un tráfico intenso sobre los puentes que unen las islas de la ciudad con tierra firme.
El ébola solo se transmite por contacto directo con fluidos de un enfermo: sangre, semen, saliva, orina, materia fecal o sudor. Pero millones viven sin acceso a sanitarios y en todas partes hay carteles que dicen a la gente que no orine en público.
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Entre la alerta y el pánico. Una enfermera nigeriana que atendió a un paciente de ébola ha muerto ayer y otras cinco personas padecen esta enfermedad virulenta luego de entrar en contacto con él, informaron autoridades nigerianas. La OMS dijo que la cifra de muertos se ha elevado a 932 en cuatro naciones africanas donde se detectó el brote.
El número creciente de casos en Lagos, una megalópolis de 21 millones de habitantes, se produce al tiempo que las autoridades reconocen que no trataron al estadounidense Patrick Sawyer como paciente de ébola y tardaron 24 horas en aislarlo tras su arribo a Nigeria el mes pasado. Sawyer, de 40 años, con esposa y tres hijas en Minnesota, hacía un viaje de negocios a Nigeria.
La muerte de la enfermera es el segundo deceso por ébola en Nigeria y ello preocupa a expertos médicos, ya que se trata de la nación más poblada de Africa y Lagos es una sus ciudades más grandes.
De acuerdo con las cifras difundidas ayer por la OMS, se registraron 1.711 casos de ébola, un virus para el cual no existe vacuna ni tratamiento. Y 932 personas han muerto en Sierra Leona, Guinea, Liberia y Nigeria.
En Nigeria, los expertos en salud dicen que las cinco personas que atendieron a Sawyer y que ahora están infectadas no fueron contagiosas para sus vecinos o familiares antes de empezar con los síntomas del mal.
La demora en aplicar las medidas de control de la infección es un nuevo revés en la batalla para poner fin al brote más grave de la historia.
La posibilidad de que el virus se propague en Nigeria, que tiene 170 millones de habitantes, es particularmente alarmante, dijo el epidemiólogo David Morse, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia. "Uno se siente nervioso cuando hay tanta gente en riesgo", agregó. Es que Lagos es una combinación alucinante de riqueza y pobreza abyecta, llena de automóviles de lujo y autobuses decrépitos que transportan a los pasajeros durante horas de un tráfico intenso sobre los puentes que unen las islas de la ciudad con tierra firme.
El ébola solo se transmite por contacto directo con fluidos de un enfermo: sangre, semen, saliva, orina, materia fecal o sudor. Pero millones viven sin acceso a sanitarios y en todas partes hay carteles que dicen a la gente que no orine en público.