Por la noche vi algunas de las fotografías de Roger Moraeu expondrá desde este sábado en el museo Terry y recordé haberlo visto, alguna vez, acuclillado ante un charco de agua, buscando con la lente algo que acaso era mínimo pero que imaginaba de otra dimensión. Entonces nos citamos para conversar. Me dice que desde 1985 vive en Tilcara con su familia, dedicados al trabajo socio cultural desde el Capec. "Especialmente sobre la parte artística de la cultura y con énfasis en la música", nos dice. "Vivimos en el Sur de Francia en una zona que era bastante parecida a la Puna", recuerda. Nos cuenta que "siempre tuve pasión para lo artístico. La música, a la que me acerqué desde niño, y la plástica porque siempre estoy mirando. Estudié ingeniería y en arte soy autodidacta, salvo 3 años con el pintor Héctor Alemán acá en Jujuy. Fotografías hice siempre, hasta que hace unos 10 años empezaron a gustar y otros fotógrafos me motivaron a exponer'. La muestra que se verá en el museo Terry junta obras que viene realizando en los últimos 7 años. "No son fotos documentales", define Roger Moreau. "Son bastante subjetivas. Yo saco una foto cuando algo me llama y es algo inexplicado. Se puede explicar después pero en el momento no hay ninguna intervención intelectual. Yo la foto la vivo como un descanso del intelecto, es una conexión directa con una realidad que va más allá de lo verbal."
En la muestra también habrá 4 dibujos. "Hay un retrato basado en una foto que sacó Eduardo Storni, que para mi es el mejor retrato de un hombre que creó una comunidad de la que participamos, Lanza del Basto. De esa foto hace 40 años, y cuando la vi me maravilló. Ese es un dibujo de carbonilla en el que estuve trabajando semanas". Si lo forzamos a resumir la muestra en palabras, dice que "es el testimonio de mi relación espontánea con la realidad visual, pero a la vez una conexión con la parte inmersa de mi iceberg. Esa parte de mi que no manejo", dice. "Siempre tuve relación con grandes fotógrafos, y alguno de ellos dicen que mi trabajo no se puede encajar en ningún género, que son singulares'. Al arte de la fotografía lo nombra como "la eternidad del instante. En el cine siempre me apasionó el movimiento, aunque sé que es algo más. En el cine para mi está la pasión por el testimonio, cuando en la fotografía no lo es, al menos como intención. Mis fotografías son en gran parte en blanco y negro, y en ellas está lo que hay de luz, la celebración, la alabanza, goce de vivir, y la parte de sombra que corresponde a mis propias inquietudes, angustias sobre lo que vive el mundo moderno. No es algo que analizo sino que lo digo a posteriori". Y agrega que "es lo que soy en claro oscuro y hay bastante oscuro. No es como lo parezco, porque soy alegre, pero estos retratos salen así y así será como veo el mundo. Mostrarlo en esta exposición es un hecho de transferencia a la gente y de concluir una etapa. Y es una decisión de dedicarle más tiempo de mi vida a esta parte visual, que para mi es una actitud de receptividad."
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Por la noche vi algunas de las fotografías de Roger Moraeu expondrá desde este sábado en el museo Terry y recordé haberlo visto, alguna vez, acuclillado ante un charco de agua, buscando con la lente algo que acaso era mínimo pero que imaginaba de otra dimensión. Entonces nos citamos para conversar. Me dice que desde 1985 vive en Tilcara con su familia, dedicados al trabajo socio cultural desde el Capec. "Especialmente sobre la parte artística de la cultura y con énfasis en la música", nos dice. "Vivimos en el Sur de Francia en una zona que era bastante parecida a la Puna", recuerda. Nos cuenta que "siempre tuve pasión para lo artístico. La música, a la que me acerqué desde niño, y la plástica porque siempre estoy mirando. Estudié ingeniería y en arte soy autodidacta, salvo 3 años con el pintor Héctor Alemán acá en Jujuy. Fotografías hice siempre, hasta que hace unos 10 años empezaron a gustar y otros fotógrafos me motivaron a exponer'. La muestra que se verá en el museo Terry junta obras que viene realizando en los últimos 7 años. "No son fotos documentales", define Roger Moreau. "Son bastante subjetivas. Yo saco una foto cuando algo me llama y es algo inexplicado. Se puede explicar después pero en el momento no hay ninguna intervención intelectual. Yo la foto la vivo como un descanso del intelecto, es una conexión directa con una realidad que va más allá de lo verbal."
En la muestra también habrá 4 dibujos. "Hay un retrato basado en una foto que sacó Eduardo Storni, que para mi es el mejor retrato de un hombre que creó una comunidad de la que participamos, Lanza del Basto. De esa foto hace 40 años, y cuando la vi me maravilló. Ese es un dibujo de carbonilla en el que estuve trabajando semanas". Si lo forzamos a resumir la muestra en palabras, dice que "es el testimonio de mi relación espontánea con la realidad visual, pero a la vez una conexión con la parte inmersa de mi iceberg. Esa parte de mi que no manejo", dice. "Siempre tuve relación con grandes fotógrafos, y alguno de ellos dicen que mi trabajo no se puede encajar en ningún género, que son singulares'. Al arte de la fotografía lo nombra como "la eternidad del instante. En el cine siempre me apasionó el movimiento, aunque sé que es algo más. En el cine para mi está la pasión por el testimonio, cuando en la fotografía no lo es, al menos como intención. Mis fotografías son en gran parte en blanco y negro, y en ellas está lo que hay de luz, la celebración, la alabanza, goce de vivir, y la parte de sombra que corresponde a mis propias inquietudes, angustias sobre lo que vive el mundo moderno. No es algo que analizo sino que lo digo a posteriori". Y agrega que "es lo que soy en claro oscuro y hay bastante oscuro. No es como lo parezco, porque soy alegre, pero estos retratos salen así y así será como veo el mundo. Mostrarlo en esta exposición es un hecho de transferencia a la gente y de concluir una etapa. Y es una decisión de dedicarle más tiempo de mi vida a esta parte visual, que para mi es una actitud de receptividad."