Centenares de chicos de diversas edades se reunieron ayer para adorar ante el niño Jesús con diversidad de coreografías tradicionales y algunas interpretaban villancicos. El colorido de los trajes reflejaba la cantidad de grupos que llegan para honrar y participar del Encuentro de Pesebres de la Catedral.
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Centenares de chicos de diversas edades se reunieron ayer para adorar ante el niño Jesús con diversidad de coreografías tradicionales y algunas interpretaban villancicos. El colorido de los trajes reflejaba la cantidad de grupos que llegan para honrar y participar del Encuentro de Pesebres de la Catedral.
Fue el encuentro de Infancia y adolescencia Misionera de la Parroquia El Salvador, de la Catedral, que reunió a centenares de chicos, que llegaban durante la tarde de ayer para adorar. Pese a la lluvia continuaran honrando a la imagen de Jesús, junto a las figuras de tamaño real dispuestas en el pesebre instalado en atrio, cuyos reyes emulaban una versión andina.
Norma Hurtado, quien organiza el encuentro junto a su esposo Jorge, recordó que el encuentro nació hace quince años por iniciativa de la comunidad, por la que la pareja quedó al frente por una tradición que llevan desde su niñez, en la que ambos también fueron adoradores. "Este año se inscribieron 12 grupos, otros años había 20 pero algunos no avisan y llegan igual, así que los estamos esperando con un refrigerio", precisó recordando que el año pasado recibieron alrededor de 1200 niños.
Por la tarde tenían 12 pesebres inscriptos pero esperaban llegar a recibir a cerca de mil adoradores al igual que el año pasado.
Al encuentro le precedieron varias actividades, ya que durante los primeros días de diciembre iniciaron las adoraciones, y este año sumaron a los adultos; el 25 realizaron la representación navideña.
"Cara año tratamos de que se pueda lograr siempre con ayuda de la comunidad, con los padres de los niños", afirmó. Es que se prepararon desde hace un mes y medio haciendo feria de plato luego de las misas, para recaudar fondos para luego brindarles un refrigerio, ya que se trata de muchos chicos para invitarles en el encuentro.
Los grupos de pesebres tienen su impronta y particularidad, algunos uniformados de determinado color, otros acostumbran cantar algunos villancicos, y renuevan sus integrantes cada año con el ingreso de más niños y egreso de otros. Los músicos también son jóvenes y en variados instrumentos animan el pesebre marcando el ritmo de a coreografía de adoración.
De hecho, uno de ellos fue el pesebre de Belén del barrio Chijra desplegaba su simpatía adorando el trenzado de cintas, identificados por sus pollera-pantalón, azul y remeras blancas. Gustavo Mamaní los organizaba en honor a la creadora, Clara Suruguay de Mamaní quien lo creó en 1972, y por el cual heredó. Eran 120 chicos incluyendo los músicos, que se organizan con ayuda de los vecinos, y comienzan las prácticas desde el 1 de diciembre, para visitar a domicilios o pesebres desde el 25.