¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

12°
18 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

El Gobierno lleva más gendarmes y vehículos a Rosario

Buscan frenar la ola de crímenes narcos que aterroriza a la ciudad.

Lunes, 11 de marzo de 2024 09:08

Dos situaciones precipitaron la decisión del gobierno de Javier Milei de no demorar más y recrudecer la lucha contra la oleada de crímenes con sello narco que aterrorizan a la ciudad de Rosario. La primera fue visible y llenó a todos de estupor: el asesinato sicario a Bruno Nicolás Bussanich, el joven playero que recibió dos tiros a quemarropa y dejó una mujer viuda y a un pequeño hijo de tres años huérfano. La segunda es un informe reservado que le llegó días atrás al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y encendió todas las alarmas: los clanes narcocriminales que siempre estuvieron enfrentados se habrían unido con el objetivo de extorsionar al Estado: a fuerza de crímenes y hechos de alto impacto, obligarlo a pactar algún tipo de convivencia, de tolerancia. Es un modus operandi que los últimos cuatro inocentes muertos a tiros parecen confirmar.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Dos situaciones precipitaron la decisión del gobierno de Javier Milei de no demorar más y recrudecer la lucha contra la oleada de crímenes con sello narco que aterrorizan a la ciudad de Rosario. La primera fue visible y llenó a todos de estupor: el asesinato sicario a Bruno Nicolás Bussanich, el joven playero que recibió dos tiros a quemarropa y dejó una mujer viuda y a un pequeño hijo de tres años huérfano. La segunda es un informe reservado que le llegó días atrás al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y encendió todas las alarmas: los clanes narcocriminales que siempre estuvieron enfrentados se habrían unido con el objetivo de extorsionar al Estado: a fuerza de crímenes y hechos de alto impacto, obligarlo a pactar algún tipo de convivencia, de tolerancia. Es un modus operandi que los últimos cuatro inocentes muertos a tiros parecen confirmar.

Lo cierto es que este lunes los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa) estarán juntos en esa ciudad para anunciar el envío de más uniformados y recursos de Gendarmería, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y de la Policía Federal, como así también de vehículos provistos por las Fuerzas Armadas para reforzar la presión sobre las bandas narcos y evitar que continúen los hechos de sangre que, casi a diario y con dosis de macabra espectacularidad, ocurrieron la semana pasada.

El de Bruno fue el último y quizás al más impactante porque quedó filmado por las cámaras de seguridad de la estación de servicio de Mendoza al 7600 de Rosario y el país entero vio un ataque a sangre fría contra un empleado inocente que trabajaba de noche para mantener a su familia. El sicario -pantalones cortos, un buzo con capucha y ojotas- se acercó a la oficina, le disparó en la cara y el pecho, y se fue corriendo. Bruno tenía en la mano la billetera con la recaudación, pero quedó allí tirada. Fue matar por matar. El miércoles pasado, a Héctor Raúl Figueroa, un taxista de 43 años, le dispararon nueve veces. A Diego Alejandro Celentano, también taxista, de 32 años, recibió cinco disparos el miércoles en Alvear y Garmendia, en un sector conocido como “La Mandarina”. Y el jueves, Marcos Daloia, de 39 años, chofer de colectivo de la línea K, fue baleado en la cabeza por un sicario mientras trabajaba, y tras tres días en estado crítico, falleció.

Temas de la nota