¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
4 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Descubriendo el glamour de una "diva" respetable

José Rasgido dejó ver su verdad en un relato que detalla su vida con situaciones que lo ayudaron a evolucionar.
Miércoles, 06 de marzo de 2024 01:04
DIVA DE CARNAVAL | JOSÉ RASGIDO ENVUELTO EN PLUMAS, PURPURINA Y MAGIA, MUESTRA SU ALMA "MARIQUITA" AL MUNDO.

Como un ave que vuela en libertad, él invitó a su vuelo revelador de recuerdos y sentimientos. Y haciéndose eco de lo que le dictó su corazón, comenzó a regresar en el tiempo; al compartir el relato de cómo la vida lo llevó a transitar en un cúmulo de hermosas e ingratas vivencias como las de cualquier mortal.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Como un ave que vuela en libertad, él invitó a su vuelo revelador de recuerdos y sentimientos. Y haciéndose eco de lo que le dictó su corazón, comenzó a regresar en el tiempo; al compartir el relato de cómo la vida lo llevó a transitar en un cúmulo de hermosas e ingratas vivencias como las de cualquier mortal.

Entonces iluminados por un destello especial, en sus ojos podía leerse cómo la identidad de ser una respetable sigue latiendo a morir. Llevar esta convicción en el alma sigue siendo en José Américo Rasgido motivo de un orgullo resguardado y defendido a capa y espada. Es que al recordar tiempos que marcaron su vida, encuentra una constante que lo moviliza desde lo más íntimo de su ser y que lo hace traspasar las penas con un halo de humor casi correcto que deja en claro ese yo interior que tanto abraza. Protege en su alma -acaso- el decoro de una ternura femenil en una verdad con la que convivió desde su niñez, cuando percibía el mundo desde otra perspectiva.

En la calidez de las Yungas tuvo su cuna este jujeño, más los recuerdos de una familia que a mediados de los años 60 tenía reglas que cumplir a rajatabla. "Concurrí a la escuela 'Manuel Dorrego' de Libertador. Después mis padres compraron una vivienda en Mariano Moreno, cuando el barrio era de antaño y las calles de tierra. No teníamos agua domiciliaria, íbamos a buscar el agua a la calle Perú y Colón, hacíamos grandes colas a las 5 de la mañana; o a veces pasaba el agüatero", recordó Rasgido quien ya establecido en capital, terminó sus estudios en la escuela "San Francisco", donde fue compañero de Jorge "Perrito" Solís.

"Comprendí el valor del esfuerzo gracias a conocer al trabajador rural y ver que podía salir adelante con esmero y trabajando", contó quien adoptó ese ejemplo para su vida, ya que por diferencias de pensamientos con sus padres de crianza, eligió la subsistencia independiente. "A los 12 años salí de mi casa pero con la idea de valerme por mí mismo, por mis propios medios, salí a limpiar casas de familia por horas como la de los Pémberton, Martiarena y Pasquini", expresó con un dejo de nostalgia en su voz, pero sincero al decir que intentó estudiar en simultáneo hasta llegar a 3º año.

RECUERDO DORADO | SERES INOLVIDABLES QUE FORMAN PARTE DE SU VIDA.

"Cuando podía y me daba tiempo, estudiaba pero no logré terminar. Es algo pendiente", dijo. Sin embargo, el espíritu de trabajador lo acompañó siempre. Logró desempeñarse en el hotel "Savoy" -hoy restaurant y kiosco- que en los 70 era muy concurrido por los viajeros del tren que llegaban de Buenos Aires. "Mis patrones solían pasar el dedo por la ventana para ver si había tierra y, si había, te hacían limpiar de nuevo", enmarcó en dorado esta anécdota que lo habilitó también para ser costurero, peluquero y cocinero, pues se considera una persona que le gusta vivir de lo suyo. "Mi madre me dejó cuando tenía dos meses por diferencias con mi propio padre, se fue a Buenos Aires en el año 56 con tres hermanos más y me crié con mi abuela paterna.

Recién supe que tenía padres biológicos a los 46 años", compartió este hombre que entendió su origen ya en la madurez. Formado en responsabilidad y honestidad, aprendió a afrontar la vida desde pequeño, momento en el que se reveló su verdad más preciada. "Con los años me di cuenta de que era homosexual o 'mariquita' como decíamos antes porque nos costaba, nos dolía. Éramos muy discriminados en la sociedad", reveló. "No ha sido fácil porque antes para la familia vernos así era nefasto. Éramos la oveja negra", afirmó este jujeño al rememorar esa etapa que le quedó grabada para toda su existencia.

Vivir en tiempos de dictadura no fue una circunstancia feliz, pero sí existió el respeto como común denominador con sus amigos. Desde el principio, supo preservarse, aunque sí existieron los "audaces" que rompían moldes establecidos. "Nos sabía doler el desprecio o las burlas, las mismas autoridades nos castigaban de distintas maneras por el solo hecho de estar en una esquina charlando entre amigos o de algún trabajo y nos detenían". José no se vestía como mujer. No llegó a ser trans en la cotidianeidad. Pero sí llevaba consigo un glamour respetable, con orientación sexual de manera reservada. "Había 'chicas' que no les importaba nada", destacó. No obstante, el pensamiento de la época no se anteponía a la amistad que emergía al encontrarse con sus pares, que al igual que él, hablaban el mismo idioma, creían en la cooperación y sentían lo mismo.

EXTRACTO CARIOCA EN 2013

"Con las chicas nos conocíamos de visitarnos y charlar. Por la misma razón de que nuestros padres eran tan rectos, la mayoría buscábamos la forma de irnos de la casa para no dar 'mal ejemplo' a nuestros hermanos o sobrinos", dijo con la tristeza de saber que vivían pensando en ese "qué dirán" de los demás pero -a la vez- que ellos se sentían muy solos. Así surgieron las reuniones en casas de familia, lugares donde compartir sin sentirse señalado, era posible. "Me recordó cuando antes iba y pagaba cinco centavos para ver televisión en Moreno, en blanco y negro.

Era lindo", afirmó quien sabe y -muy bien- de sacrificios. Hasta que llegaba febrero y en el carnaval daba rienda suelta a la alegría que le permitía sacar a la luz su secreto. Y en plenos años 80, José comenzó a bailar como 'Mujer Maravilla'. Lentejuelas, brillos y color se hacían innegables en los corsos capitalinos y de las Yungas, junto a los amigos con los que se reunía en amistad y no en fiestas clandestinas; como en general se pensaba. "Nos divertíamos sanamente. Era juntarnos entre 'las mariquitas' porque no había otro lugar para hacerlo. Compartíamos.

Pero a veces nos caía la policía y nos teníamos que esconder, otras salían por los techos. Porque si nos llevaban, nos guardaban una semana", expresó entre risas, abriendo la puerta a la evocación de seres inolvidables que logró conocer. "La gorda 'Garra' llevaba los pochoclos y las reuniones se realizaban en casa de 'la Raquel', Puca o a lo de 'la Walter', nos juntábamos y la señora de casa hacía de comer y le comprábamos. Aquél que quería tener otra cosa con alguien, se iba", relató sin olvidar a "la Pepa" que sacaba comida de donde trabajaba su mamá para ayudar también a la causa.

"Él llegó a casarse y junto con 'la Rubena' hicieron la fiesta", revivió. Así en cada febrero, aquello que se escondía salía al mundo exterior envuelto en plumas, música y baile. Es que el incentivo siempre fue sentir. Dejarse ser. "La contención de los que nos aplauden nos hace bien, elogiados y llenar lo que a uno le falta, como es el cariño de una familia", reveló el protagonista de una historia que recorrió mil avenidas con vestidos espectaculares creados por él mismo, este año dejando ver un extracto de lo carioca en los corsos capitalinos y sampedreños, deslumbrando a todos con la murga "Estrella del Sur".