Aunque ya pasaron cuarenta y tres años en el hogar compuesto por Gregoria Díaz y Oscar Jesús Patagua todavía perdura ese "mal trago" vivido en 1980 cuando un reconocido neurólogo argentino les informó que el pequeño Rafael Fernando Santiago Patagua con solo 3 meses padecía de meningitis y de hidrocefalia.
inicia sesión o regístrate.
Aunque ya pasaron cuarenta y tres años en el hogar compuesto por Gregoria Díaz y Oscar Jesús Patagua todavía perdura ese "mal trago" vivido en 1980 cuando un reconocido neurólogo argentino les informó que el pequeño Rafael Fernando Santiago Patagua con solo 3 meses padecía de meningitis y de hidrocefalia.
El matrimonio había logrado que su pequeño hijo sea derivado al hospital de Niños de la Capital Federal y los diagnósticos no eran para nada alentadores.
SU PASIÓN | TRABAJAR EN SANIDAD DE LA PROVINCIA.
Hoy Rafael Patagua nos recibe en el consultorio Pantaleón donde trabaja, con 43 años y soñando con ser parte efectiva del sistema sanitario de la provincia. "Logré lo que muchos no pueden, por eso hoy a pesar de ser reemplazante en el servicio de Rayos del hospital 'Pablo Soria', quisiera ser personal de planta, porque para ello tuve que recorrer un largo camino y superar desde mi nacimiento muchos escollos".
Rafael Patagua le comenta a El Tribuno de Jujuy que "pude ingresar una semana antes de que se declare la pandemia en Jujuy el 15 de marzo de 2020 y allí es donde actualmente trabajo pero quisiera poder ya estabilizarme, más ahora que tengo un hijo de cinco años Matteo, si con doble t porque así quería su mamá".
"Cuando mi mamá logró la derivación renunció a su trabajo, es enfermera especializada en obstetricia y mi padre que trabajaba en esa época en el entonces Banco Provincia pidió el traslado a la sucursal de Buenos Aires y de esa manera la familia se tuvo que mudar, vivían en un hotel que les había dado la bancaria y de esa manera mi madre hizo todo lo necesario para que yo pudiera salir adelante", expresa nuestro entrevistado.
EN PANDEMIA | PUDO INGRESAR A TRABAJAR EN EL HOSPITAL.
"De acuerdo a lo que me contaron mis padres -agrega- el médico dijo que si me operaban quedaría ciego, sordo y mudo pero que en un primer momento realizarían un tratamiento y si seguía la fiebre y las convulsiones no quedaba otro remedio más que operar".
Rafael Fernando Santiago Patagua aclara que el después de terminar la secundaria fue a estudiar psicología a Tucumán pero un buen día descubrió que existía la tecnicatura en "Producción de bioimágenes médicas" y luego de recibirse estudia dos años más en la Universidad Nacional de Córdoba donde se gradúa como licenciado y regresa a su provincia trabajando en una clínica, posteriormente se radica en Salta donde además de trabajar en su profesión comienza con los estudios de kinesiología especializándose en masajes corporales y musculación.
AMAR LA VIDA | RAFAEL PATAGUA Y SU AGRADECIMIENTO A DIOS LO MOTIVA A SERVIR AL PRÓJIMO.
Expresa que "después de una semana y al continuar las convulsiones deciden operarme para descomprimir mi cerebro y me mandan a Jujuy donde el doctor Teobaldo Burgos me realiza los controles correspondientes por más de dos años y es a quien le debo mucho de lo que hoy soy porque en el momento que hacía fiebre o convulsionaba el médico estaba para atenderme, hasta que finalmente me dieron el alta".
Finalmente recuerda que "pertenecía a la Legión de María y con mis compañeros de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús fuimos dos años seguidos a Punta Corral a cumplir con la promesa que le habían hecho mis padres y gracias a Dios y a la vida que pude salir adelante sin necesidad de ponerme una válvula".