Hace un par de años, el artesano/artista, el ceramista Miguel Mendoza visitó nuestra redacción para pedir públicamente al gobierno, apoyado en su harta trayectoria, y en su arte, un lugar propio y fijo para el museo que había creado junto a su esposa, el valiosísimo Museo Kolla que cuenta con piezas propias en su totalidad.
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Hace un par de años, el artesano/artista, el ceramista Miguel Mendoza visitó nuestra redacción para pedir públicamente al gobierno, apoyado en su harta trayectoria, y en su arte, un lugar propio y fijo para el museo que había creado junto a su esposa, el valiosísimo Museo Kolla que cuenta con piezas propias en su totalidad.
Y ayer supimos de su fallecimiento. Se fue sin lograr esta iniciativa, a la que él ya le había puesto todo.
Su arte, su talento, su valor fue el de moldear con una técnica propia a nuestra gente, nuestra raza, nuestras tradiciones y gestos.
Hasta el año 2019, el Museo Kolla había funcionado por un tiempo de siete años en la recova de la Iglesia Catedral donde funcionaba por una cesión del Obispado, pero luego tuvo que retirarse.
El Museo Kolla está constituido por 400 piezas de una belleza y un realismo únicos, y hoy se encuentran resguardadas en su hogar.
El museo fue una iniciativa que llevó adelante junto a su esposa Mónica Aisama.
La calidad y la belleza de sus obras, hicieron que fueran adquiridas por personas de Asía, Europa, Estados Unidos y de distintos países de América Latina.
Su largo camino de creaciones suma más de cincuenta años, nos deja un legado de piezas hechas a mano, que reflejan la vida, costumbres y creencias de las comunidades originarias de nuestra región.
Cuando comenzó a realizar estas obras se había propuesto rescatar y mostrar las tradiciones y valores que tenemos en esta tierra. Por eso encontramos en el Museo Kolla obras que recrean un conjunto de escenas que pretenden mostrar desde la formación de una parejita; el sirviñacu, costumbre por la cual se le permite al runa (hombre del cerro) tener la mujer a prueba antes del casamiento, hasta el embarazo de la mujer, el parto en la casa, en el campo con la asistencia de la "comadrona" hasta la crianza de los chicos, así como también todos los juegos de los niños, las curaciones de los más pequeños, los quehaceres del hogar. Los abuelos también tienen un lugar especial como ejemplo y parte de la crianza.
Las obras de Mendoza participaron de importantes ferias y ganaron premios nacionales e internacionales.
La escultura llamada "El Misachico", logró el premio a la obra más especial en una competencia mundial de artesanos que tuvo lugar en Corea del Sur en el año 2009, fue, en su momento, la única pieza elegida por Latinoamérica entre 600 trabajos.
Y el "Pesebre Kolla", que también es parte del museo, se expuso hace un tiempo en la Legislatura. Explicó en ese momento que con su esposa eran los creadores de todo esto, y que para eso habían hecho un rescate de la memoria de nuestros mayores sobre las costumbres, creencias y tradiciones, que habían transformando en un libro y cada relato lo hicieron obra de arte.