Según transcurren los años el paso inseguro se torna un compañero tenaz, aun así condicionado se esfuerza fatigoso y estoico cada día a sostenernos en el mundo. Si a ello sumamos la carga excesiva física y mental que acumulamos en el tiempo, será fácil entender la razón que enlenteció visiblemente los movimientos y saberes, poniendo en evidencia cuánto se invirtió en la siembra para finalmente cosechar desdibujados amaneceres. Y todos sin excepción, impresos caprichosamente en gestos o arrugas cuentan una historia y más aún, en lo profundo del alma van señalando el comienzo del final. Los años pasados imponen una forma de vida tranquila, pausada; que no significa superen los deseos de vivirlos con ganas y entusiasmo; fenómeno al que se conoce como "actitud".
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Según transcurren los años el paso inseguro se torna un compañero tenaz, aun así condicionado se esfuerza fatigoso y estoico cada día a sostenernos en el mundo. Si a ello sumamos la carga excesiva física y mental que acumulamos en el tiempo, será fácil entender la razón que enlenteció visiblemente los movimientos y saberes, poniendo en evidencia cuánto se invirtió en la siembra para finalmente cosechar desdibujados amaneceres. Y todos sin excepción, impresos caprichosamente en gestos o arrugas cuentan una historia y más aún, en lo profundo del alma van señalando el comienzo del final. Los años pasados imponen una forma de vida tranquila, pausada; que no significa superen los deseos de vivirlos con ganas y entusiasmo; fenómeno al que se conoce como "actitud".
Forma de vida cargada de optimismo que impulsa y ayuda a participar, más allá de los años y el peso de las dificultades. Entonces, en esos espacios de memoria, como recostados sobre almohadas de sueños desfilan incesantes escenarios que abren vivencias lejanas e imborrables evidenciando que la nostalgia comienza a ganar espacio.
Pero no marca un desenlace, sino más bien estimula a no renunciar jamás a los deseos de mejorar o modificar lo que aún es posible.
Nuevos retos rejuvenecen con el aporte nada despreciable del conocimiento o poder de los años que se entiende como "sabiduría". Esto ahuyenta la desidia o la depresión (siempre oportunistas) que desecha ricos aportes o colaboración. Cuando eso nos gana, entonces sí, sin la ayuda de nadie, casi como un mueble viejo e inútil pasaremos a ocupar un rincón mudo, sordo y ciego del espacio.
íEs verdaderamente entonces, no antes ni después cuando elegimos voluntariamente comenzar a morir! íO durar, da igual!
Escena que pinta muy bien la reflexión de Gonzalo Marañón: "Vivir no es solo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar". El "tiempo", al que se denomina aliado, no lo percibo como tal, cambia permanentemente según las circunstancias o vivencias. Digamos mejor, es el cómplice silencioso que se presta invariable a los hechos y sin activa participación deja construir sobre su telar las historias más asombrosas. Y luego la cuenta indiferente, portentoso y superador. Entendamos, junto al "espacio" deben ser escenarios donde los humanos usemos, escribamos y construyamos el camino elegido según parecer. Cuando comenzamos a tomar conciencia de esto, no suele ser mucha la fuerza que resta, pero aun así hay mucha imaginación y proyectos por hacer, vivir y sobre todo jamás renunciar a soñar. Tanto, como esperanza, optimismo y disposición tengamos in mente; es decir, ganas de trascender.
La vida puede interpretarse símil a un suspiro, espacio y tiempo donde inconsciente se mezclan aspiraciones y realidades esfumadas en la brevedad del momento. Pero siempre latentes y sin disposición a claudicar en la profundidad de ser. Es quizás la batalla final o el comienzo de algo mágico, indestructible, que en los años por venir rindan su homenaje; aún en completo anonimato a quien al menos lo intento. El tiempo debe dejar de ser nuestro condicionante, el que todo lo define, construye o destruye a gusto y parecer. Lograr liberarnos y movernos con respeto, astucia, disciplina y autoridad que confiere la vida, es volvernos autónomos y artífices de nuestro propio destino.
Con esto quiero decir que en gran medida al tiempo lo administramos y manejamos en función de la inteligencia y voluntad de cada uno, hasta donde la muerte importuna. Condición nada despreciable que todo hombre debe aprender, nunca renunciar, que indefectiblemente lo convertirá en rey del universo; o al menos de "su" universo. Por eso "no debemos abandonar cuando todavía tenemos algo que dar, porque nada termina realmente hasta que dejamos de luchar".